Desde esta capital abierta al mundo he dejado que afloren los recuerdos de aquella cuidad hondureña.

Desde esta capital abierta al mundo he dejado que afloren los recuerdos de aquella cuidad hondureña.
No es, tanto la muerte de Cristo la que nos ha salvado, cuanto su obediencia hasta la muerte.
La fidelidad entre un hombre y una mujer siempre estará amasada con el cemento de la decisión de amar.
La misión me ha permitido vivir con austeridad, ‘ligero de equipaje’.
Es un medio pastoral que la Iglesia tiene para poder ayudar a los fieles en una situación tan difícil y compleja como es él fracaso matrimonial.
Jesús es no sólo la personificación de la autoridad, sino también la personificación de la obediencia.
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