Pretendemos fijarnos en los procedimientos que Dios tiene para llamar a personas concretas en medio del mundo.

Pretendemos fijarnos en los procedimientos que Dios tiene para llamar a personas concretas en medio del mundo.
No somos iguales. No somos neutros. Somos sexuados, hombres y mujeres. Diferentes. Gracias a Dios.
El diálogo precisa capacidad de entrar en la experiencia religiosa del otro para comprenderla desde dentro.
La relación conyugal no se logra por arte de magia: no es cuestión de encontrar la otra media naranja.
Los que aún considerándose de alguna manera católicos, tienen muy poco contacto o ninguno con la Iglesia.
Dejarse ungir es permitir que el aceite de Dios nos penetre hasta sentir que somos suyos, y así vivir como gracia lo que experimentamos como ruina.
La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.