¿Donde serviré más y mejor a Dios y a los hermanos y podré contribuir así al crecimiento del Reino? Esta pregunta nos debe marcar a todos.

¿Donde serviré más y mejor a Dios y a los hermanos y podré contribuir así al crecimiento del Reino? Esta pregunta nos debe marcar a todos.
Expresión que ha llegado a ser de uso corriente en la Iglesia y que hace referencia a una especie de consigna lanzada por Juan Pablo II.
Es el abrazo que termina con la ruptura. Tan discreto y olvidado, pero tan necesario.
Un hueco por el que se sigue colando la luz de Dios para todo el que tenga ojos para ver.
El amor conyugal tiene que pasar la prueba del tiempo para hacerse adulto.
La Iglesia, a lo largo de su historia, ha tenido que reformular el contenido del mensaje y utilizar las lenguas e instrumentos de comunicación ofrecidos por las distintas culturas.
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