Con poco que expliquemos, los niños y las niñas, que se aburren cuando escuchan discursos ideológicos, comprenderán que vivimos en un grave pecado de despilfarro.

Con poco que expliquemos, los niños y las niñas, que se aburren cuando escuchan discursos ideológicos, comprenderán que vivimos en un grave pecado de despilfarro.
Esta es la crisis de toda una concepción del mundo y de la vida, basada en la idolatría de la «razón lógica», generadora de «mundos perfectos» desde el quehacer lógico/científico/técnico, pero incapacitada para la sensibilidad, para la estética, para lo verdaderamente humano.
¡Sólo el Espíritu Santo puede darle a una persona la FORTALEZA para hacer tanto por los hermanos más necesitados! Esta es una realidad: se habla más de lo malo que de lo bueno.
Tener más: más fieles, más bautizados, más confesiones, más comuniones, más seguidores, más vocaciones… nosotros, los que decimos seguir a Jesucristo, también nos hemos contaminado.
Cuanto más me veo envuelto en este Misterio de amor inmerecido, menos “seguridades” tiene mi fe, pero, a su vez, más fuerte experimento una suave y tenue certeza: Dios es amor fiel y así hemos de ser los sacerdotes para los demás.
He querido tener muy presente que quien es llamado a participar del ministerio de Cristo Pastor y Maestro no puede olvidar que siempre será discípulo -‘oveja’- y que no ha de caminar con el Pueblo de Dios, sino con el resto del Pueblo de Dios.
Casi rayando los sesenta años fui destinado a Bolivia. En esta bendita tierra me encargaron de nuevo tomar las riendas de la formación.
En una convivencia me dieron una pegatina que decía: ¿Dónde serviré yo más y mejor? Ahí quedó la cosa.
Muchas veces he podido relacionarme con consagrados deseosos de compartir su experiencia de Dios, de ayudar y ser ayudados.
Sacerdote al caminar : ser sacerdote es algo que se va recibiendo y haciendo poco a poco, día tras día.
Desde el recuerdo de unas cuantas experiencias pastorales, os comparto que es para mí ser sacerdote.