El sacerdocio se hace historia personal de acogida del don del Espíritu, que unge y envía, y de respuesta a ese mismo don en las diversas circunstancias de la vida.
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Plaza Mayor
Mi testimonio sacerdotal
Ser una mediación, un puente, una ayuda para llegar a Él. Con mis limitaciones y mis dones, mis pobrezas y mis riquezas, con todo lo que soy.
GRACIAS, POR LA VOCACIÓN RECIBIDA
No sé si soy un cura “conciliar”, pero sí que, por escueto tiempo biográfico, soy un cura “del Concilio”
Que Dios sea bendito. José San Román, cmf
Casi rayando los sesenta años fui destinado a Bolivia. En esta bendita tierra me encargaron de nuevo tomar las riendas de la formación.
Alejandro José Carbajo, cmf
En una convivencia me dieron una pegatina que decía: ¿Dónde serviré yo más y mejor? Ahí quedó la cosa.
Querido cura
Muchas veces he podido relacionarme con consagrados deseosos de compartir su experiencia de Dios, de ayudar y ser ayudados.
Intervención introductiva del Cardenal Re, a las labores de la tarde del lunes 14 de mayo
Un único criterio debe conducirnos: el amor sin límites a Cristo, a la Iglesia y al pueblo de América Latina. Este amor debe generar un gran espíritu de comunión.
El Espíritu Santo en la Iglesia
El lenguaje del dogma cristiano define al Espíritu como una de las personas del Dios Trino y realiza permanentes equilibrios para evitar por igual el triteísmo y el modalismo: el Espíritu es otra persona divina, pero no otro Dios ni simplemente un «aspecto» del único Dios.
Inauguración de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano.
Discurso pronunciado por Benedicto XVI en la tarde de este domingo 13 de Mayo en la sala de conferencias del Santuario de Nuestra Señora de Aparecida durante la sesión inaugural de la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe.
Homilía de S.S. Benedicto XVI en la Santa Misa de Canonización del Beato Frei Galvão
«Bendeciré continuamente al Señor / su alabanza no dejará mis labios» (Sal 33,2
Discurso de S.S. Benedicto XVI en el encuentro con los Obispos de Brasil, Catedral da Sé, São Paulo
«El Hijo de Dios con lo que padeció aprendió la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen» (cf. Hb 5,8-9).