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Tiempos fuertes

El descanso (8 de diciembre)

El descanso (8 de diciembre)

 Nuestra sociedad se caracteriza por la prisa, el activismo, la productividad, el afán de novedad, por el deseo de nuevas noticias y de últimos productos. Lo efímero, el consumismo, lo desechable, el deseo de la sensación inmediata se imponen, y se sufre ansiedad, estrés, agotamiento, fatiga, desencanto, escepticismo, desesperanza…

“Consolad, consolad” (7 de diciembre)

“Consolad, consolad” (7 de diciembre)

A veces me parece que la exhortación del profeta puede sonar a sentimiento blando, procedente de un buenismo compasivo, sin realismo. Y, sin embargo, siento la llamada al ministerio de la escucha, del acompañamiento entrañable, del que el papa Francisco me ha hecho mensajero…

El desierto (6 de diciembre)

El desierto (6 de diciembre)

 El desierto se nos representa como tierra yerma, sin agua, estéril, donde acampa la desolación, la desesperanza, la tentación, la sed, y surge el vértigo de la soledad, y hasta el mal deseo de aniquilarse. 

La Misericordia (5 de diciembre)

La Misericordia (5 de diciembre)

Acabamos de clausurar las celebraciones del Año Santo Jubilar de la Misericordia. El Adviento nos invita, de nuevo, a la acogida del mayor signo de misericordia divina. “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará el Sol que nace de lo alto”.

El Tocón (4 de diciembre)

El Tocón (4 de diciembre)

Quizá la razón del adorno de un abeto o de un pino con luces y espumillón, que poco a poco se impone en el tiempo de Adviento y Navidad, sea el deseo de producir un clima festivo y  hogareño, cálido, sin un sentido explícito religioso.

La Luz (3 de diciembre)

La Luz (3 de diciembre)

Si hay un símbolo que va tomando protagonismo en el Adviento es la luz. La llamada corona de Adviento, los adornos navideños, el árbol de Navidad engalanado con luces de colores, marcan el tiempo de la espera de la Nochebuena.

La tentación

La tentación

En todos los ciclos litúrgicos, los domingos del Tiempo de Cuaresma se abren con en el relato de las tentaciones de Jesús, cuando el Espíritu lo condujo al desierto, según el texto evangélico, “para ser tentado”.

La limosna-Compartir

La limosna-Compartir

El ayuno y la oración tienen su mejor complemento en la limosna. La triple recomendación cuaresmal se objetiva cuando afecta al bolsillo. “Os digo una cosa: si el jubileo no llega a los bolsillos, no es un verdadero jubileo. ¿Lo entendéis?

El ayuno

El ayuno

La Cuaresma se identifica mentalmente con el tiempo ascético, tiempo de ayuno y abstinencia. En los Monasterios, estas privaciones se guardan especialmente los miércoles y los viernes, además de que toda la Cuaresma se vive en régimen de austeridad.

Oración

Oración

 Este tiempo es propicio para atender a  tres llamadas de la Palabra: ayunar, compartir los bienes y orar, que responden al mandamiento de amar a Dios con todo el corazón, con toda la mente y con todas las fuerzas. Y ante las tentaciones del afán de poder, de los deseos de tener y de placer, se nos recomiendan los antídotos de orar, dar limosna, y ayunar.

Ceniza

Ceniza

La Iglesia, como rito de apertura del Tiempo Cuaresmal, invita a los fieles a la ceremonia de la imposición de la ceniza, a la vez que los llama a la conversión y al encuentro consigo mismos con el símbolo existencial que evocan las palabras: “Recuerda de que eres polvo”. Aunque también hay otra fórmula, quizá más pedagógica y positiva: “Convertíos y creed en el Evangelio”.

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