I Lunes de Adviento
No retrases tu incorporación al grupo inmenso de los que esperan al Mesías. Ten la seguridad de que Él puede entrar en tu casa en cualquier momento, si tú le dejas.
Jueves de la cuarta semana de Adviento
Esta noche no la podemos dormir:’nos visitará el sol que nace de lo alto…’
NOCHE BUENA
Que la fidelidad brote de nuestro corazón, como obsequio a la santidad de Dios que nos visita.
Miércoles de la cuarta semana de Adviento
“Mirad, yo envío mi mensajero para que prepare el camino ante mí”
Martes de la cuarta semana de Adviento
Tres mujeres: Ana, Isabel y María; tres maternidades por el favor de Dios.
Domingo de la cuarta semana de Adviento
Los textos de este domingo anuncian: “La madre está punto de dar a luz el fruto bendito de su vientre. Cristo va a entrar en el mundo. En ese momento brillará el rostro que nos salva”.La pequeña Belén se dispone para el acontecimiento. A la “Casa del...
II DOMINGO DE ADVIENTO: (Is 11, 1-10; Sal 71; Rom 15, 4-9; Mt 3, 1-12)
Parece como si el profeta no fuera de este mundo, como si no tuviera experiencia de la sociedad, y viviera en un universo idílico. Y sin embargo, su visión adelanta lo que después dirá San Pablo: “Revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos.
I Sábado de Adviento: (Is 30, 19-21. 23-26; Sal 146; Mt 9, 35 – 10, 1. 6-8)
Si el profeta Isaías consuela a los deportados con palabras de esperanza, más allá de que se experimente escasez en la comida y bebida, ¡cuánto más deberemos acoger las palabras del profeta, si ya sabemos que la razón de todo consuelo es el nacimiento de Jesucristo!
I Viernes de Adviento (Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31)
Quizá puedes interpretar que la profecía, que describe tanta belleza, es solo un deseo. Al contemplar las circunstancias políticas actuales de los territorios de Oriente Medio, no parece que coincida la descripción de Isaías con las noticias que nos llegan constantemente de aquellos países.
I Jueves de Adviento (Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21. 24-27)
La humildad no es complejo de inferioridad, sino conocimiento de la propia verdad, lo que somos ante Dios. Con esta conciencia de criatura, a la hora de tratar con Él, tomamos la actitud de quienes son bendecidos por tener un corazón sencillo y una mente obsequiosa con la manifestación divina.
I Miércoles de Adviento: (Is 25, 6-10a; Sal 22; Mt 15, 29-37)
La Eucaristía es el banquete que sacia; no seamos como los invitados que rehúsan acudir a la fiesta. Las fiestas de Navidad, en resonancia con esta profecía, se celebran con abundancia de manjares y bebidas. Sería una paradoja que intentáramos saciarnos con alimentos materiales y no comiéramos del manjar mejor.