II DOMINGO DE ADVIENTO: (Is 11, 1-10; Sal 71; Rom 15, 4-9; Mt 3, 1-12)
Parece como si el profeta no fuera de este mundo, como si no tuviera experiencia de la sociedad, y viviera en un universo idílico. Y sin embargo, su visión adelanta lo que después dirá San Pablo: “Revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos.
8 de diciembre: Inmaculada Concepción (Gén 3, 9-15. 20; Sal 97; Ef 1, 3-6. 11-12; Lc 1, 26-38
En el texto de la Anunciación, se descubre la profecía del autor del libro del Génesis. Donde señala la descendencia de la mujer que vencerá al Malo, cabe contemplar el acontecimiento de la Encarnación.
I Sábado de Adviento: (Is 30, 19-21. 23-26; Sal 146; Mt 9, 35 – 10, 1. 6-8)
Si el profeta Isaías consuela a los deportados con palabras de esperanza, más allá de que se experimente escasez en la comida y bebida, ¡cuánto más deberemos acoger las palabras del profeta, si ya sabemos que la razón de todo consuelo es el nacimiento de Jesucristo!
I Viernes de Adviento (Is 29, 17-24; Sal 26; Mt 9, 27-31)
Quizá puedes interpretar que la profecía, que describe tanta belleza, es solo un deseo. Al contemplar las circunstancias políticas actuales de los territorios de Oriente Medio, no parece que coincida la descripción de Isaías con las noticias que nos llegan constantemente de aquellos países.
I Jueves de Adviento (Is 26, 1-6; Sal 117; Mt 7, 21. 24-27)
La humildad no es complejo de inferioridad, sino conocimiento de la propia verdad, lo que somos ante Dios. Con esta conciencia de criatura, a la hora de tratar con Él, tomamos la actitud de quienes son bendecidos por tener un corazón sencillo y una mente obsequiosa con la manifestación divina.
I Miércoles de Adviento: (Is 25, 6-10a; Sal 22; Mt 15, 29-37)
La Eucaristía es el banquete que sacia; no seamos como los invitados que rehúsan acudir a la fiesta. Las fiestas de Navidad, en resonancia con esta profecía, se celebran con abundancia de manjares y bebidas. Sería una paradoja que intentáramos saciarnos con alimentos materiales y no comiéramos del manjar mejor.
Adviento, esperando, esperando
El curso de la liturgia cristiana pivota sobre las tres Pascuas: Navidad, Resurrección, Pentecostés. A cada una le precede un tiempo. A la Navidad nos dispone el Adviento, tiempo morado, de color penitencial. Dios va a nacer. ¿Cuántas veces hemos oído hablar del Adviento?
20 DE DICIEMBRE: (Is 7, 10-14; Sal 23; Lc 1, 26-38)
En los contratos de transacción, más aun si son importantes, es normal pedir una señal. Así, en caso de rescisión, no quedará perjudicada la parte comprometida, que, debido a la promesa de compra o adquisición, hasta habrá retirado su oferta.
18 de Diciembre: (Jr 23, 5-8; Sal 71; Me1, 18-24)
Hoy es el día en que la comunidad hispana de rito mozárabe celebra la gran fiesta en honor de la Virgen, que toma el nombre “de la Esperanza”. La que se representa en los iconos se conoce como “la Virgen del Signo”, y en ellos se muestra al pequeño Jesús dentro del seno de su madre.
17 DE DICIEMBRE: Gn 49, 1-2. 8-10; Sal 71; Mt 1, 1-17)
Comienza la cuenta atrás. A ocho días de la Navidad, la Liturgia interrumpe el orden de los días naturales de la tercera semana para cambiar el leccionario de los días del calendario. Es como el octavario de preparación inmediata a las fiestas cristianas más entrañables.
II JUEVES DE ADVIENTO: (Is 41, 13-20; Sal 144; Mt 11, 11-15)
La profecía revela a Dios lleno de ternura entrañable, como padre que lleva de la mano a su pequeño y le enseña a dar los primeros pasos.