CUARENTA Y DOS AÑOS DESDE AQUELLA PRIMAVERA
La experiencia misionera es la que me ha ayudado a entender y vivir mi sacerdocio como un servicio a la comunidad.
Ser sacerdote es una vocación y una misión
El sacerdocio se hace historia personal de acogida del don del Espíritu, que unge y envía, y de respuesta a ese mismo don en las diversas circunstancias de la vida.
Mi testimonio sacerdotal
Ser una mediación, un puente, una ayuda para llegar a Él. Con mis limitaciones y mis dones, mis pobrezas y mis riquezas, con todo lo que soy.
GRACIAS, POR LA VOCACIÓN RECIBIDA
No sé si soy un cura “conciliar”, pero sí que, por escueto tiempo biográfico, soy un cura “del Concilio”
Que Dios sea bendito. José San Román, cmf
Casi rayando los sesenta años fui destinado a Bolivia. En esta bendita tierra me encargaron de nuevo tomar las riendas de la formación.
Alejandro José Carbajo, cmf
En una convivencia me dieron una pegatina que decía: ¿Dónde serviré yo más y mejor? Ahí quedó la cosa.
¿Por qué soy sacerdote?
¿Qué se le pide a un presbítero? Nada menos que «ser testigo de los sufrimientos de Cristo», en continuidad con los presbíteros que me han precedido a lo largo de la historia.
En el Año Sacerdotal…
El sacerdocio es como una espiga donde todos iremos desgranando poco a poco acercándonos a ti.
Sacerdote día a día
No puedo guardar lo mejor de mi vida. No resulta fácil expresar en un puñado de palabras la vocación sacerdotal.
El sacerdote, pan entregado.
Muchos son los sacerdotes que se han gastado y desgastado por la comunidad, por los pobres.
Mi vocación es ser puente
¡Cuánto he aprendido de quienes viven la vocación conyugal! ¡Ojalá yo amara a mi comunidad como los esposos se quieren y traducen su amor en pequeños y grandes gestos significativos!