El Dios mayor
Ser creyentes en una sociedad pluralista
¿Por qué no nace la Iglesia de los sacramentos?
Muchos, demasiados, apenas recibido el sacramento, se desenganchan de la vida ordinaria de la comunidad.
¿Por qué consumimos tanto?
Enero y agosto son meses de rebajas. En cuanto los grandes almacenes abren sus puertas, una riada humana invade todos los departamentos. Se tata de comprar. Pero, ¿qué? No importa. Basta darse una vuelta. Al final, pocos salen con las manos vacías. Por el
Espiritualidad y respeto de la diversidad
Recién llegado de África, nos envía el autor esta Conferencia pronunciada en el II Foro Mundial de Teología y Liberación celebrado en Nairobi (Kenya), del 16 al 19 de enero de 2007 que dedica a los niños de Kibera.
Ojos para ver
Necesitamos aprender a mirar para poder ver. Porque las miradas superficiales sólo nos informan de la apariencia de las cosas y en nuestra sociedad del espectáculo, de la fachada, del culto a la imagen, parece que todo se redujera a la superficialidad de
A mí me lo hicisteis
Cuando ofrecemos una sonrisa, o un simple ¡buenos días!, cuando escuchamos con paciencia o cuando curamos una llaga… lo hacemos con el mismo Jesús.
Claves para vivir en cristiano.
Vivir cada día como si fuera el primero, como si fuera el último, como si fuera el único.
La palabra en la vida diaria.
Son muchos en nuestros días los que a través del encuentro con la Biblia, con la Palabra de Dios, van descubriendo los grandes valores y verdades que ayudan a que la vida sea cada vez más digna y humana. De este modo la Palabra se convierte en luz que bri
El final del día.
Al atardecer de la vida nos examinarán de amor. Pero mientras tanto, al llegar el fin de cada día podemos hacer unos buenos parciales si sabemos conjugar adecuadamente dos verbos bien cristianos: perdonar y agradecer.
Hogar y dialogo familiar
A la vida cotidiana de la inmensa mayoría de las personas pertenece la familia y el hogar. Es un ámbito lleno de simbolismos y posibilidades de espiritualidad.
El trabajo.
El trabajo llena muchas horas de nuestras vidas. Ese tiempo no se hace cristiano a base de jaculatorias, sino cuando vamos cumpliendo las cláusulas escondidas de nuestro convenio colectivo con Dios y con los hermanos.