El Amazonas.
Pareciera que los ríos no envejecen, que son y tienen vida.
Y en ese mismo tono.
Hasta diciembre, ya hemos llenado el calendario de reuniones, cursillos, visitas a los pueblos, bautismos y confirmaciones, encuentros con los jóvenes. En fin, ¡hemos crucificado el tiempo!.
Algo más inofensivo.
Otras anécdotas más folklóricas que importantes, pero que nos permitan reír y disfrutar un poco.
¡Cómo es posible vivir así!
Sembrando tantas veces en otros corazones o padeciendo la soledad a causa de la indiferencia que el mundo presta a nuestra obra. Pero en pie, lo repito, confiando no en los resultados sino en la voluntad del Padre.
¿Qué más?
Luchamos para ser fieles y poner un poco de luz en esta noche y un poco de Evangelio en esta apatía casi colectiva de no querer necesitarlo o recibirlo.
Otra vez en Juanjuí
Así llego de nuevo a Juanjuí, con una maleta ingenua en mis manos que nada o casi nada interesa a la mayoría, y con una cruz desnuda y de madera en mi bolsillo.
Contrapunto.
Siempre hay un niño que te saluda al cruzarte con él por un camino. Hay un plato de comida compartido bajo un techo humilde. ¡Cuántas cosas hay más fuertes que la desesperanza!
El Amazonas.
Pareciera que los ríos no envejecen, que son y tienen vida.
Y en ese mismo tono.
Hasta diciembre, ya hemos llenado el calendario de reuniones, cursillos, visitas a los pueblos, bautismos y confirmaciones, encuentros con los jóvenes. En fin, ¡hemos crucificado el tiempo!.
Algo más inofensivo.
Otras anécdotas más folklóricas que importantes, pero que nos permitan reír y disfrutar un poco.
¡Cómo es posible vivir así!
Sembrando tantas veces en otros corazones o padeciendo la soledad a causa de la indiferencia que el mundo presta a nuestra obra. Pero en pie, lo repito, confiando no en los resultados sino en la voluntad del Padre.