Curas
Al servicio del Pueblo de Dios, asamblea santa, comunidad sacerdotal.
Los curas que conozco
La óptica femenina ofrece un punto de mira propio sobre la figura del sacerdote. Mezclada con la biografía y, sin ánimo dogmático, la autora enuncia algunos perfiles existenciales para el sacerdote actual: hombres de carne y hueso con “química” y profesio
El hombre habitado
La utilidad es un criterio de discernimiento casi último en nuestra sociedad y, seguramente desde este criterio, se duda muchas veces de que el cura sirva para algo. Pero, una vez puesto el título como provocación, una vez suscitada la curiosidad, habría
¿Para qué sirven un cura?
Hace treinta años Hans Küng publicó un libro que llevaba por título una pregunta semejante: ‘Sacerdotes, ¿para qué?’. El libro dio que hablar. A muchos no les gusta nada colocar en primer plano el para qué. Prefieren siempre encarar los asuntos por la ese
Navidad
Me iré hacia la Noche silenciosa en la que Dios está a punto, dispuesto para hacerse cercano y presente. Llenaré con su Alborozo todos los recovecos de posible soledad, soledad que pesa tanto.
LLAMADOS A LA LIBERTAD
El 25 de enero era el aniversario del anuncio de Juan XXIII convocando -por sorpresa, como un \»soplo repentino\», como \»flor de inesperada primavera\»-, el Concilio Vaticano II. También se celebraba la conversión de San Pablo.
LA OBEDIENCIA CRISTIANA
Una reflexión del primado de la Comunión anglicana sobre el tema de la obediencia cristiana.
Sermón pronunciado en la Iglesia de S. Benet de Cambridge el 20 de abril de 2004
Eucaristía en lejanía
El mismo Dios del mensaje que les llevo, aparece tímido para no golpearlos más con lecciones o teorías: el Dios de ningún desarrollo, sino el de la vida; solamente de eso: de la vida, de los hombres.
Todo lo que amo
Amo esos ojos desnutridos y tantos pies descalzos que me han enseñado a descalzar los míos. Una iglesia, unos pueblos de alma al descubierto que intentan experimentar en sus vidas el don de la Verdad que es el Evangelio.
La Iglesia
Esa tarea nos fatiga, pero como eso es lo que la Iglesia y los hombres de América necesitan, nos entregamos gustosos a ese desgaste silencioso de haber quemado la vida sin apenas haber hecho ruido.
Amanece
Cuando amanece, los tambos de la pena se colorean de azul y humean por el fuego de leña ya encendido en su interior.
Inundaciones
Estar, siempre y sólo estar: lo nuestro. Oidores de penas y lamentos, aunque también participantes en tantas pequeñas resurrecciones diarias de los pobres. Pero siempre y sólo eso: estar.