En el exilio

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Como cristianos, creemos que llevamos la imagen de Dios en nosotros y esta es nuestra más profunda realidad. Hemos sido creados a imagen de Dios. Pero concebimos esta imagen de una forma demasiado ingenua, romantica y piadosa. Imaginamos que en algún lugar dentro de nosotros hay un bello icono de Dios estampado en nuestras almas. Puede ser, pero Dios, tal y como afirma la Escritura, es más que un icono. Dios es fuego -libre, infinito, inefable, incontenible. (Ron Rolheiser, OMI)
La dos caras de la hipocresía

La dos caras de la hipocresía

¡Qué sutil es la hipocresía! Qué fácil es no ver nuestras propias incoherencias, aunque veamos tan nítidamente los defectos de los demás. ¿Estamos obstinadamente ciegos, o es que simplemente no vemos? ¿Es un problema moral o visual? Veamos estos ejemplos:

El permiso de Dios para la fatiga humana.

El permiso de Dios para la fatiga humana.

Alguien preguntó una vez a Teresa de Lisieux si estaba mal dormirse mientras se rezaba. Ella respondió: En absoluto. Un niño pequeño es igualmente agradable a sus padres, despierto o dormido – ¡probablemente más cuando duerme!

Renunciar al miedo

Renunciar al miedo

Un amigo mío cuenta esta historia: Era hijo único. Cuando se acercaba a los treinta años, aún soltero, cursando brillantemente una carrera y viviendo en la misma ciudad que sus progenitores, su padre murió, dejando a su madre viuda. Esta, que había centrado su vida en su familia y en su hijo, quedó comprensiblemente desolada. Gran parte de su mundo se derrumbó; había perdido a su esposo… pero aún tenía a su hijo.

¿Cómo será el cielo?

¿Cómo será el cielo?

Andrew Greeley sugirió una vez que podríamos meditar con provecho sobre la siguiente visión del cielo: La condición del éxtasis físico y satisfacción emocional que resulta del intercambio sexual entre dos personas profundamente enamoradas es el mejor anticipo comúnmente disponible para nosotros de nuestra permanente condición del estado resucitado.

La ilusión de la autosuficiencia

La ilusión de la autosuficiencia

Hace algunos años, asistí al funeral de un hombre que murió a la edad de noventa. Por todos los indicios, había sido un hombre bueno, sólidamente religioso, padre de familia numerosa, respetado en la comunidad y de corazón generoso. Además, había sido también un hombre fuerte, con talento, líder natural, alguien al que un grupo buscaría espontáneamente para que tomara las riendas y liderara.

Integridad privada

Integridad privada

En una película de la década de 1990, City Slikers (“Cowboys de ciudad”), hay una escena que emite luz sobre la importancia de la integridad privada. Tres hombres, neoyorquinos, grandes amigos, se han marchado juntos, durante un verano, a montar una manada de ganado con la esperanza de que esta experiencia les ayude a eludir sus respectivos problemas de la edad madura.

El banco de la iglesia y la academia

El banco de la iglesia y la academia

Vivo a ambos lados de una frontera, no geográfica sino una que separa el banco de la iglesia de las salas de sesiones académicas de teología. Fui educado como católico romano conservador. A pesar de que mi padre colaboró políticamente en el Partido Liberal, la mayor parte de mi educación fue conservadora, particularmente lo tocante a la religión.

El desamparo en cuanto fructífero

El desamparo en cuanto fructífero

A veces somos lo más útiles y vivificantes en los precisos momentos en que nos encontramos lo más desamparados. Todos hemos estado en esa situación. Asistimos a un funeral y no encontramos nada que decir para mitigar la pena de alguien que ha perdido a un ser querido. Nos sentimos torpes e impotentes.

Amor más allá de la muerte

Amor más allá de la muerte

Gilbert K. Chesterton declaró una vez que el Cristianismo es la única democracia donde aun los muertos logran votar. A la luz de eso, cuento dos historias. Un psicólogo, en una conferencia a la que asistí una vez, contó esta historia: Una mujer vino a verle en considerable necesidad de ayuda. Su inquietud tenía que ver con la última conversación que había mantenido con su marido antes de que este muriera.

El poder de las palabras

El poder de las palabras

Las palabras nos proporcionan el significado. No podemos hacer ni rehacer la realidad, pero las palabras que elegimos para designar nuestra realidad pueden arrancarnos del hastío de la experiencia diaria.

Malos pensamientos

Malos pensamientos

Alguien se mofó una vez de que pasamos la primera mitad de nuestras vidas luchando con el sexto mandamiento –No cometerás adulterio- y la segunda mitad, luchando con el quinto –¡No matarás!-. Aquí hay una verdad digna de examinar.