En el exilio
Lidiar con el terrorismo
Hacer las paces con el terrorismo, como estamos dolorosamente aprendiendo, requerirá más que armas de fuego y poder militar.
Ansia, deseo, añoranza… y el rostros de Dios
En el centro de nuestra experiencia vital encontramos una enfermedad incurable: un desasosiego, una inquietud, una soledad, un anhelo, una ansiedad, un deseo, un sufrimiento por algo que nunca podemos identificar del todo.
Ad Usum, para Uso
En el fondo, ninguno de nosotros es dueño de nada, y nada nos llega por derecho. Todo es don.
Viejos y nuevos forcejeos con la Iglesia
Hay cantidad de gente que está forcejeando o luchando con la Iglesia. Y esto es más complejo de lo que a primera vista parece.
Introvertidos y extrovertidos en la aventura espiritual
Tenemos miedo de estar solos y en silencio durante un tiempo suficiente para adentrarnos en el corazón de las cosas.
Noches Oscuras de Fe en Nuestra Vida
Entendida correctamente, la ‘noche oscura’ no consiste en un fallo de nuestra fe, sino en un fallo de nuestra imaginación
La Batalla Interior en Favor de Nuestra Alma
O dejamos de orar o dejamos de pecar y racionalizar. ¡El mayor peligro moral en nuestra vida consiste en que, lamentablemente, dejemos de orar!
El Tamaño de Nuestros Corazones. ¿Grandes o chiquitos?
Es común, especialmente entre autores religiosos, describir el corazón humano como chiquito, estrecho y mezquino: “¡Cuidado que somos estrechos de miras y mezquinos!”
Lidiando con Nuestra Complejidad
En un libro sobre predicación titulado “Diciendo la Verdad”, Frederick Buechner reta a todos los predicadores y escritores espirituales a hablar con “tremenda honestidad” sobre la lucha y esfuerzo humanos, aun dentro del contexto de fe.
Sentido de la vida y felicidad
¿Soy feliz? Mi vida, ¿es una vida feliz? ¿Soy feliz en mi matrimonio? ¿Me siento feliz con mi familia, en mi trabajo, con mi iglesia? ¿Dentro de mi propio pellejo, me siento feliz?
Escuchando el Latido del Corazón de Cristo
El relato de la Última Cena en el evangelio de Juan nos proporciona una maravillosa imagen mística. El evangelista describe al “discípulo amado” reclinándose sobre el pecho de Jesús.