En el exilio

Home arrow_carrot 2right icon Espacios arrow_carrot 2right icon En el exilio
Como cristianos, creemos que llevamos la imagen de Dios en nosotros y esta es nuestra más profunda realidad. Hemos sido creados a imagen de Dios. Pero concebimos esta imagen de una forma demasiado ingenua, romantica y piadosa. Imaginamos que en algún lugar dentro de nosotros hay un bello icono de Dios estampado en nuestras almas. Puede ser, pero Dios, tal y como afirma la Escritura, es más que un icono. Dios es fuego -libre, infinito, inefable, incontenible. (Ron Rolheiser, OMI)

No se encontraron resultados

La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.

¿Esperando la Resurrección?

¿Esperando la Resurrección?

Lo que la resurrección de Jesús nos  revela es que existe una profunda estructura moral aplicada al universo; que los contornos o formas curvas del universo son el amor, la bondad y la verdad; y que esta estructura moral, anclada en su centro por el Último y Único amor y poder, no es negociable: Tú vives la vida en su forma propia, como Dios manda, o simplemente tu vida no será correcta ni aceptable.

La Cruz Revela a Dios, Presente en los Pobres

La Cruz Revela a Dios, Presente en los Pobres

 Hace varios años, en las llanuras de Canadá, no lejos del lugar donde nací y crecí, un hombre llamado Robert Latimer mató a su hija gravemente incapacitada, Tracy.La puso dentro de la furgoneta de la familia, empalmó un tubo a la emisión de gases, cerró las ventanas y puertas de la furgoneta, y dejó dormirse a la hija.

Unidos a los Santos, Alabamos a Dios

Unidos a los Santos, Alabamos a Dios

Nos imaginamos en el cielo, en un coro u orfeón, junto con María, la Madre de Jesús, con las grandes figuras bíblicas del pasado, con los apóstoles y con todos los santos, entonando alabanzas a Dios. Pero eso es sólo fantasía, pura y simple, sobre todo simple.

La Angustia y el Dolor… Llevémoslos al Corazón

La Angustia y el Dolor… Llevémoslos al Corazón

Hay un espacio en nosotros que no quiere llorar, no quiere sentir nuestro propio mal, no quiere llevar nuestro dolor a un lugar de silencio interior y no quiere depositar nuestras propias heridas en nuestro corazón.