En el exilio

Es saludable amar tu vida
Entre la gente de fe, existe la opinión de que, si eres una persona de fe profunda, eres capaz de renunciar fácilmente a las cosas de este mundo, ver el mundo en toda su condición efímera, no adherirte a las cosas y morir más pacíficamente. No es cierto. Eso es ingenuo, al menos muchas de las veces.

Una afinidad improbable
Uno de los santos favoritos de Dorothy Day fue Teresa de Lisieux, Teresa Martin, la santa a la que llamamos “la florecilla”. A primera vista, esto podría parecer una extraña afinidad. Dorothy Day fue la mayor activista para la justicia, protestando en las calles, siendo arrestada, yendo a prisión e iniciando una comunidad y un periódico, el Catholic Worker (Obrero católico), al servicio de los pobres.

Abrir nuestros secretos a la luz
¡Tú estás tan enfermo como tu secreto más morboso! Ese es un axioma inteligente. Lo que está enfermo en nosotros permanecerá enfermo a no ser que lo abramos a los demás y a la luz del día. Mientras es un secreto, es una enfermedad.

Invitación a algo más elevado
En 1986, el novelista checoslovaco Ivan Klima publicó una serie de ensayos autobiográficos titulados Mis primeros amores. Estos ensayos describen algunas de sus luchas morales como joven agnóstico que busca respuestas sin contenido moral explícito en el que trazar esas luchas.

El imperialismo del alma humana
En su autobiografía, Nikos Kazantzakis cuenta cómo en su juventud fue estimulado por una inquietud que lo tuvo buscando algo que él nunca pudo definir totalmente. No obstante, hizo las paces con su falta de paz porque aceptó que, dada la naturaleza del alma, se daba por hecho que sentiría esa inquietud y que un alma sana es un alma estimulada.

Una oración honrada
Recientemente recibí una carta de una mujer cuya vida, en realidad, había estallado. En el transcurso de unos pocos meses, su esposo se divorció, ella perdió su trabajo, se vio obligada a mudarse de la casa en la que había vivido durante muchos años, estuvo confinada en su nuevo lugar por las restricciones del Covid y se le diagnosticó un cáncer que podría ser intratable.
La noción de vocación
Fui educado en una generación que enseñó que Dios daba a cada uno de nosotros una vocación que vivir para siempre. En la característica religiosa de aquel tiempo, particularmente en la religiosidad romana católica, creíamos que nos ponían en esta tierra con un plan divino para nosotros, que Dios nos daba a cada uno una especial vocación que vivir de por vida.
Darnos una mejor historia
En un reciente libro, Viviendo entre mundos, James Hollis ofrece una obra de ingenio que lleva más profundidad de lo que es evidente a primera vista. Un terapeuta dice a un cliente: Yo no puedo resolver su problema, pero puedo darle una historia más convincente para su dolor.
Atar y desatar
Decir a alguien, con todo el corazón, ‘Te amo’, es virtualmente lo mismo que decir ‘Tú nunca morirás’. El filósofo del siglo XX Gabriel Marcel escribió esas palabras, que repiten las escritas quinientos años antes por la beata Magdalena Panattieri, terciaria dominica, quien escribió a un amigo: Yo no podría ser feliz en el cielo si tú no estuvieras allí también.
Tened cuidado con vuestros círculos internos
Ningún hombre es una isla. John Donne escribió esas palabras hace cuatro siglos, y son tan válidas ahora como lo fueron entonces, aunque nosotros ya no las creemos.
Permiso para estar triste
Hoy, ni nuestra cultura ni nuestras iglesias nos dan el permiso preciso para estar tristes. Ocasionalmente, sí, cuando un ser querido muere o nos sucede alguna tragedia particular, nos permiten estar tristes, abatidos, llorosos, no optimistas. Pero hay en nuestras vidas otras muchas ocasiones y circunstancias en las que nuestras almas están legítimamente tristes.