En el exilio
Nuestras heridas, nuestros dones y nuestro poder de curar a otros
Hace cerca de cincuenta años, Henri Nouwen escribió un libro titulado The Wounder Healer (El sanador herido). Su acogida constituyó su reputación como único mentor espiritual, y a continuación llegó a ser uno de los escritores espirituales más influyentes del pasado medio siglo.
Invitación a la madurez – Llorando sobre Jerusalén
La madurez tiene varios niveles. La madurez básica se define como haber superado esencialmente el egoísmo instintivo con el que nacimos, de modo que nuestra motivación y acciones sean ahora determinadas por las necesidades de los demás y no sólo por las propias nuestras.
¿Puede la tierra gritar?
¿La tierra siente dolor? ¿Puede gemir y gritar a Dios? ¿Puede la tierra maldecirnos por nuestros crímenes? Parecería que sí, y no sólo porque lo dicen los ecologistas, los moralistas y el Papa Francisco. La misma Escritura parece decirlo.
La ley de la gravedad y el Espíritu Santo
Dios está cargado eróticamente y el mundo está dolorosamente apasionado; de ahí que se abracen uno a otro en mutua atracción y filiación. El filósofo judío Martin Buber hizo esa afirmación, y aunque parece repetir perfectamente una frase del párrafo inicial de la autobiografía de san Agustín (“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”) insinúa algo más.
La estructura, el ritual y el hábito como ancla del amor, la oración y el servicio
En su libro The Second Mountain (La segunda montaña), David Brooks sugiere que una clave para mantener la fidelidad en cualquier vocación es construir una estructura de comportamiento para esos momentos en que el amor titubea. Tiene razón.
¿Qué tipo de casa puedes edificarme?
¿Qué está bien y qué está mal? Luchamos mucho por cuestiones morales, frecuentemente con una rectitud segura de sí misma. Y generalmente caemos en esa misma autorectitud cada vez que argüimos sobre el pecado. ¿Qué constituye un pecado y qué contribuye a un pecado grave?
¿Quien está cerca del corazón de Dios?
¿Quién tiene la simpatía de Dios? ¿Por quién debemos rezar especialmente? ¿Para quién debemos pedir la bendición de Dios? Estamos en medio de los Juegos Olímpicos. Lo que vemos allí son los cuerpos más sanos del mundo, bellamente adornados con coloridas lycras y sonrisas juveniles.
¿Se puede demostrar que Dios existe?
Escribí mi tesis doctoral sobre el valor de varios argumentos filosóficos que intentan demostrar la existencia de Dios. ¿Puede existir tal prueba? Filósofos brillantes, desde Anselmo, pasando por Aquino, por Descartes, hasta intelectuales contemporáneos como Charles Hartshorne, sostienen que la existencia de Dios puede ser probada a través de argumentos racionales.
Aplastados y heridos: Entender el suicidio
Algunas cosas necesitan ser dichas, y dichas, y dichas de nuevo, hasta que ya no necesiten ser dichas más. Eso lo escribió Margaret Atwood. Lo cito aquí porque cada año escribo una columna sobre el suicidio, y generalmente digo lo mismo cada vez, porque ciertas cosas sobre el suicidio necesitan ser dichas repetidamente, hasta que tengamos una mejor comprensión de él.
¿Por qué permanecer en la Iglesia?
Hace varias semanas, después de dar una charla en una asamblea religiosa, la primera pregunta de la audiencia fue esta: ¿Cómo puedes seguir permaneciendo en una Iglesia que tuvo una parte tan importante en la creación y mantenimiento de escuelas residenciales para la colectividad indígena de Canadá? ¿Cómo puedes permanecer en una Iglesia que hizo eso?
¿Qué hay en el rostro de Dios?
Rezamos estas palabras con sinceridad. ¿Alguna vez las decimos verdaderamente a conciencia? ¿Podemos decir honradamente que las angustias que nos impulsan a arrodillarnos son un anhelo de ver a Dios?