En el exilio
![El desvanecimiento de una ilusión](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//728ffcf45d49d1af75e80f1b32255c26.jpg)
El desvanecimiento de una ilusión
No nos gusta mucho la palabra desilusión. Normalmente la consideramos negativa, algo peyorativa, y no algo que nos hace un favor. Y aun así, la desilusión es positiva, significa el desvanecimiento de una ilusión; y las ilusiones, a no ser que necesitemos una como tónico temporal, no son buenas para nosotros. Nos retraen de la verdad, de la realidad.
![El amor en el tiempo del COVID-19](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//069c0022cc7969aec5db0c2f834e4dcb.png)
El amor en el tiempo del COVID-19
En 1985, García Márquez -autor que había ganado el Premio Nobel’82- publicó una novela titulada El amor en los tiempos del cólera. Cuenta una colorida historia de cómo la vida aún puede ser generativa a pesar de la epidemia.
![Una expresión alternativa de amor y confianza](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//CambiarEl-Mundo2.jpg)
Una expresión alternativa de amor y confianza
Nada hay más tortuoso que el corazón humano, lejos de todo remedio: ¿Quién es capaz de entenderlo? El profeta Jeremías escribió esas palabras hace más de 25 siglos, y todo el que luche con las complejidades del amor y las relaciones humanas enseguida sabrá de lo que habla.
![El día del juicio](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//a38ca0c6e1020f4050835496c99debe9.jpg)
El día del juicio
Todos tenemos miedo al juicio. Tememos ser vistos con todo lo que hay dentro de nosotros, algo de lo cual no queremos que sea expuesto a la luz. Por otra parte, tememos ser malentendidos, no ser vistos a plena luz, no ser vistos como el que somos.
![Jean Vanier – Revisado](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//231b5bff11ad8663031a6d0ac085001b.jpg)
Jean Vanier – Revisado
Como otros muchos, yo me sentí profundamente apenado al tener noticia de las recientes revelaciones sobre Jean Vanier. Fue una persona a la que admiré mucho y sobre la que, en numerosas ocasiones, he escrito con entusiasmo.
![Nuestra congénita complejidad](https://www.ciudadredonda.org/wp-content/uploads/uplo/d//a087f16769d17cadaac19d40dd6ab80f.png)
Nuestra congénita complejidad
La renombrada escritora espiritual Ruth Burrows empieza su autobiografía con estas palabras: “Nací en este mundo con una torturada sensibilidad. Durante mucho tiempo he tratado de resolver las causas de mi angustia psicológica”.
De san Tarsicio a la revista People: nuestra evolución en admiración e imitación.
Cuando yo era un niño que crecía en una comunidad católica, la catequesis de entonces trataba de animar los corazones de los jóvenes con historias de mártires, santos y otros que vivieron grandes ideales en términos de virtud y fe. Recuerdo una historia en particular que captó mi imaginación y me animó: la historia de un mártir cristiano del siglo tercero, san Tarsicio.
Nuestras heridas, nuestros dones y nuestro poder de curar a otros
Hace cerca de cincuenta años, Henri Nouwen escribió un libro titulado The Wounder Healer (El sanador herido). Su acogida constituyó su reputación como único mentor espiritual, y a continuación llegó a ser uno de los escritores espirituales más influyentes del pasado medio siglo.
Invitación a la madurez – Llorando sobre Jerusalén
La madurez tiene varios niveles. La madurez básica se define como haber superado esencialmente el egoísmo instintivo con el que nacimos, de modo que nuestra motivación y acciones sean ahora determinadas por las necesidades de los demás y no sólo por las propias nuestras.
¿Puede la tierra gritar?
¿La tierra siente dolor? ¿Puede gemir y gritar a Dios? ¿Puede la tierra maldecirnos por nuestros crímenes? Parecería que sí, y no sólo porque lo dicen los ecologistas, los moralistas y el Papa Francisco. La misma Escritura parece decirlo.
La ley de la gravedad y el Espíritu Santo
Dios está cargado eróticamente y el mundo está dolorosamente apasionado; de ahí que se abracen uno a otro en mutua atracción y filiación. El filósofo judío Martin Buber hizo esa afirmación, y aunque parece repetir perfectamente una frase del párrafo inicial de la autobiografía de san Agustín (“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”) insinúa algo más.