En el exilio
Viernes Santo
El Viernes Santo (El Viernes Bueno) fue malo mucho antes de que fuera bueno, al menos por las apariencias externas. Dios estaba siendo crucificado por todo lo que puede ir mal en el mundo: orgullo, celos, desconfianza, ofensa, egoísmo, pecado.
Hacer violencia en nombre de Dios
Blaise Pascal escribió una vez: “Los hombres nunca realizan el mal tan completa y alegremente como cuando lo hacen por una convicción religiosa”. ¡Qué cierto! Esto ha continuado sucediendo desde el inicio de los tiempos y está mostrando pocas señales de desaparición a corto plazo. Aún hacemos violencia y daño, y los justificamos en nombre de Dios.
Nuestra sombra y nuestro auto-entendimiento.
¿Qué se entiende cuando ciertas escuelas de psicología hoy nos previenen sobre nuestra “sombra”? ¿Qué es nuestra sombra?
Nada es realmente nuestro
Todo es don. Esto es un principio que al fin sostiene toda espiritualidad, toda moralidad y todo mandamiento. Todo es don. Nada puede ser al fin reclamado como propio nuestro. La moral genuina y la sensibilidad religiosa deberían hacernos conscientes de eso. Nada nos viene por derecho.
El sabor de la energía de Dios
Visto todo, yo creo que crecí con un concepto relativamente sano de Dios. El Dios de mi juventud, el Dios en que fui catequizado, no era indebidamente castigador, arbitrario ni crítico.
Virtud y pecado
Existe un axioma que dice: Nada se siente mejor que la virtud. Eso es muy cierto, pero tiene su contrapartida. Cuando obramos el bien, nos sentimos bien con nosotros mismos. En verdad, la virtud es su propia recompensa, y eso es bueno. Sin embargo, de sentirse virtuoso, pronto se puede pasar a sentirse farisaico. Nada se siente mejor que la virtud; pero el fariseísmo también se siente bastante bueno.
La María de la Escritura y la María de las devociones
Existe un axioma que dice: Los católicos romanos tienden a adorar a María, mientras que los protestantes y los evangélicos tienden a ignorar a María. Ninguna de las dos tendencias es la ideal.
Dolor
Nuestra cultura no nos da fácil permiso para llorar. Su característica subyacente es que pasamos rápidamente de la pérdida y el daño, mantenemos nuestras penas en silencio, permanecemos siempre fuertes y seguimos con la vida.
Removiendo las humeantes cenizas de nuestra fe
Cualquiera que haya visto alguna vez un fuego sabe que, en un momento, las llamas decrecen y desaparecen en humeantes carbones que al fin se enfrían y se convierten en fría y gris ceniza. Pero hay un momento en ese proceso, antes de que se enfríen, en el que los carbones pueden ser removidos como para hacerlos romper en llamas de nuevo.
Ser el discípulo amado
El Evangelio de Juan nos presenta una imagen muy expresiva y más bien misteriosa y terrena: Cuando Juan describe la escena de la Última Cena nos dice que, mientras estaban a la mesa, el discípulo amado tenía reclinada su cabeza en el pecho de Jesús.
Piedad, verdad y práctica pastoral
Recientemente, un estudiante que hace décadas había sido alumno mío me hizo este comentario: “Han pasado más de veinte años desde que asistí a tus clases, y he olvidado casi todo lo que enseñaste. Lo que sí recuerdo de tu clase es que suponías que nosotros siempre trataríamos de no hacer a Dios parecer estúpido”.