En el exilio

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Como cristianos, creemos que llevamos la imagen de Dios en nosotros y esta es nuestra más profunda realidad. Hemos sido creados a imagen de Dios. Pero concebimos esta imagen de una forma demasiado ingenua, romantica y piadosa. Imaginamos que en algún lugar dentro de nosotros hay un bello icono de Dios estampado en nuestras almas. Puede ser, pero Dios, tal y como afirma la Escritura, es más que un icono. Dios es fuego -libre, infinito, inefable, incontenible. (Ron Rolheiser, OMI)
De ganadores y perdedores

De ganadores y perdedores


Nuestra sociedad tiende a dividirnos en ganadores y perdedores.  Desgraciadamente, no reflexionamos con frecuencia sobre la manera como  afecta esto a nuestras relaciones mutuas ni lo que significa para nosotros como cristianos.

Acoger al forastero

Acoger al forastero

En las Escrituras Hebreas, esa parte de la biblia que llamamos el Antiguo Testamento, encontramos un fuerte desafío religioso a acoger al forastero, al extranjero. Esto fue recalcado por dos razones: Primera, porque, en otro tiempo, el pueblo judío mismo había sido extranjero e inmigrante. Sus escrituras continuaron recordándoles que no olvidaran eso. Segunda, ellos creían que la revelación de Dios, casi siempre, nos viene a través del forastero, en lo que es foráneo a nosotros. Esa creencia era integrante de su fe.

Moralización amargada

Moralización amargada

Uno de los peligros inherentes a intentar pasar toda una vida de fidelidad cristiana es que somos propensos a volvernos moralizadores amargados, hermanos mayores del hijo pródigo, airados y celosos de la supergenerosa misericordia de Dios, amargados  de que las personas que se descarrían y se pierden puedan acceder tan fácilmente a la mesa del banquete celestial.

El poder de Dios como impotencia

El poder de Dios como impotencia

El novelista y ensayista francés Léon Bloy hizo una vez este comentario sobre el poder de Dios en nuestro mundo: “Parece que Dios se ha condenado hasta el fin de los tiempos a no ejercer ningún derecho inmediato de amo sobre criado ni de rey sobre súbdito. Podemos hacer lo que queremos. Él se defenderá sólo por su paciencia y su belleza”.

Acedia y Sabbat

Acedia y Sabbat

Los primeros monjes cristianos creían en algo que llamaban Acedia. Más coloquialmente, lo llamaban El diablo de mediodía, un nombre que describe esencialmente el concepto.

Llevar nuestras heridas a la Eucaristía

Llevar nuestras heridas a la Eucaristía

Recientemente me vino un hombre pidiendo ayuda. Cargaba en su alma  profundas heridas, no físicas sino emocionales. Lo que me sorprendió inicialmente fue que, aun estando profundamente herido, no había estado  severamente traumatizado ni en su infancia ni en su adultez. 

Sobre la amistad

Sobre la amistad

Una de las experiencias de gracia que podemos tener a este lado de la eternidad es la experiencia de la amistad. Los diccionarios definen la amistad como una relación de afecto mutuo, una unión más rica de la mera asociación.

Sobre el suicidio y la desesperación

Sobre el suicidio y la desesperación

 Durante siglos, el suicidio fue considerado como un acto de desesperación, y la desesperación misma fue vista como el pecado más grave de todos. En muchos círculos religiosos, la desesperación fue vista como el más pecaminoso de todos actos y, al fin, imperdonable.

Protesta, salud mental y respuesta cristiana

Protesta, salud mental y respuesta cristiana

 Soñar es a veces la cosa más realista que podemos hacer. ¿O hay todavía algo que podríamos hacer, como la protesta pública, o algo más? En su libro sobre la profecía, Commandments for the Long Haul (“Mandamientos para el trayecto largo”), Daniel Berrigan ofrece este consejo. 

Pobreza, castidad y obediencia en una edad secular

Pobreza, castidad y obediencia en una edad secular

 Al cardenal Francis George le preguntaron una vez qué pensaba del pacifismo radical de personas como Dorothy Day y Daniel Berrigan, figuras proféticas que creían en la no-violencia absoluta. “¿Cómo puede ser práctico esto? -le preguntaron-. 

Las deficiencias de un inmigrante digital

Las deficiencias de un inmigrante digital

La información tecnológica y los medios sociales no son mi lengua materna. Yo soy un inmigrante digital. No nací en el mundo de la tecnología de la información sino que inmigré a ella, poco a poco. Primeramente viví en territorios extranjeros.