En el exilio
Cinco personas que me ayudaron a auto-comprenderme
Aunque crecí en una familia y comunidad llena de afecto y seguridad y de buena crianza, uno de los recuerdos dominantes de mis años de infancia y adolescencia es el de ser inquieto y de algún modo descontento.
Sin padre en lo profundo de nuestro ser
Los antropólogos nos dicen que el “hambre de padre”, un deseo frustrado de ser acogido por nuestros propios padres, es una de las más profundas hambres que hay en el mundo de hoy, especialmente entre los hombres.
Cómo reaccionamos ante la crítica y la oposición
¿Habéis observado alguna vez cómo reaccionamos espontáneamente ante una amenaza percibida? Encarada una amenaza, nuestros instintos primarios tienden a tomar posesión, e instantáneamente nos bloqueamos y empezamos a cerrar todas las puertas que abren a la cercanía, amabilidad y empatía que hay en nosotros.
Nuestra timidez ante la abundancia de Dios
Mi juventud tuvo sus fortalezas y sus debilidades. Crecí en una casa de campo en el corazón de las praderas canadienses, inmigrante de segunda generación. Nuestra familia era numerosa, y la pequeña casa de campo en que vivimos nos dio lo suficiente para seguir viviendo, aunque no más.
Venga tu Reino, pero aún no
A un amigo mío le gusta reírse de sus peleas a propósito del crecimiento. “Cuando yo estaba en la década de mis veinte años -se mofa- me imaginé que, para cuando tuviera cuarenta, habría crecido lo bastante para desprenderme de mis malos hábitos.
Recelar de nuestra propia madurez
Nuestros cuerpos y nuestras almas tienen por separado su proceso de madurez, y no siempre están en armonía. Así, T. E. Laurence, en “Los siete pilares de la sabiduría”, hace este comentario sobre alguien: “Tenía miedo de su madurez conforme profundizaba más, con su maduro pensamiento y acabado arte, pero a la que le faltaba la poesía de la infancia para hacer vivo un final completo de la vida… su condicionada y mortal alma madurando más rápidamente que su cuerpo, iba a morir antes que él, como la mayoría de las nuestras”.
La bondad ordinaria y nuestro itinerario espiritual
El escritor de espiritualidad Tom Stella cuenta una historia de tres monjes en oración en la capilla de su monasterio. El primer monje se imagina a sí mismo siendo llevado al cielo por los ángeles. El segundo monje se imagina a sí mismo ya en el cielo, cantando las alabanzas de Dios con los ángeles y santos…
Fe y miedo
Un soldado corriente no tiene miedo a la muerte, y en cambio Jesús sí que tuvo. Iris Murdoch escribió esto, y esa verdad puede ser algún tanto desconcertante. ¿Por qué? Si alguien muere con profunda fe, ¿no debería morir en cierta calma y tener la confianza de obtener el premio de esa fe?
Los jóvenes, hoy – ¿Quiénes son en realidad?
Un seminarista a quien conozco fue recientemente, un viernes por la tarde, a una fiesta tenida en un local del campus universitario. El grupo estaba compuesto por un gentío de estudiantes universitarios jóvenes, y cuando él fue presentado como seminarista, como alguien que trataba de llegar a ser sacerdote y que había hecho un voto de celibato, la mención de celibato evocó ciertas risitas en el local, alguna burla y chistes sobre lo mucho de lo que él debe prescindir en la vida.
Los diez mandamientos de la misericordia
Entre los Diez Mandamientos, uno empieza con la palabra “acuérdate”: Acuérdate de mantener santo el Sábado. Nos recuerda tener en cuenta algo que ya sabes. Hay mandamientos de misericordia escritos en nuestro mismo ADN. Ya los conocemos, pero necesitamos recordarlos más explícitamente. ¿Cuáles son?
DANIEL BERRIGAN – RIP
¡Antes de que te comprometas en serio con Jesús, considera primero en qué grado vas a dar una buena imagen en el madero (de la cruz)! Daniel Berrigan escribió esas palabras, que expresaron bien quién era él y en qué creía. Murió a la edad de 94 años.