En el exilio

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Como cristianos, creemos que llevamos la imagen de Dios en nosotros y esta es nuestra más profunda realidad. Hemos sido creados a imagen de Dios. Pero concebimos esta imagen de una forma demasiado ingenua, romantica y piadosa. Imaginamos que en algún lugar dentro de nosotros hay un bello icono de Dios estampado en nuestras almas. Puede ser, pero Dios, tal y como afirma la Escritura, es más que un icono. Dios es fuego -libre, infinito, inefable, incontenible. (Ron Rolheiser, OMI)
La Paga del celibato.

La Paga del celibato.

Recientemente apareció en un artículo en el New York Times escrito por Frank Bruni y titulado La Paga del celibato. La columna, aunque es provocadora, es justa. Lo más destacable son las preguntas difíciles y necesarias que el periodista hace.

La Audacia con Dios

La Audacia con Dios

Hace algunos años, en un taller práctico, una mujer compartió esta historia.  Tenía un hijo de seis años de edad, a quien había tratado de instruir concienzudamente en la oración.

Reconsiderando – Las Directrices para un Largo Recorrido

Reconsiderando – Las Directrices para un Largo Recorrido

Hace veinticinco años, escribí una columna titulada Directrices para un largo recorrido. Reconsiderándolas recientemente, me sentí reconfortado porque mis principios no han cambiado en el último cuarto de siglo, sólo han adquirido más matices. 

Una llamada a defendernos menos

Una llamada a defendernos menos

Hoy en día entre muchos de nosotros, los fieles, existe una creciente tendencia a defendernos a nosotros mismos en lugar de arriesgarnos a ser crucificados por el mundo. Tenemos buena intención al hacerlo. Sin embargo, a pesar de esa buena intención, nuestras acciones son opuestas a las de Jesús.

Odres Pétreos y Recipientes más Blandos

Odres Pétreos y Recipientes más Blandos

Moralismos amargados, no importa cuán válida es la indignación que lo  inflama, adopta muchas formas y se reconoce siempre por su falta de calidez y su incapacidad para bendecir a los demás.

Luchando con la secularidad

Luchando con la secularidad

Como un hijo adulto de Rene Descartes, respiro en la secularidad, un aire muy mezclado, puro y contaminado, y me encuentro dividido entre la esperanza y el miedo, cómodo y, sin embargo, inquieto, defendiendo la secularidad aun cuando yo mismo la crítico.

Ir al cielo, ¿por suerte o por la gracia de Dios?

Ir al cielo, ¿por suerte o por la gracia de Dios?

La eternidad tiene más clases de estancias que las que tiene este mundo.Este es un pensamiento existente en la cabeza del personaje de ficción creado por Marilynne Robinson, Lila, en su reciente novela.

Disfrazar de piedad el temor

Disfrazar de piedad el temor

Es fácil confundir la piedad con la genuina respuesta que Dios quiere de nosotros, esto es, entrar en una relación de intimidad con Él y luego intentar ayudar a otros a tener la misma experiencia.

La complacencia de Dios en nuestra acción

La complacencia de Dios en nuestra acción

Durante los seis meses pasados, mientras me sometía a tratamiento por cáncer, estuve trabajando en horario reducido. Los tratamientos médicos, aunque algún tanto debilitantes, me dejaron aún bastante salud y energía para cargar con la obligaciones administrativas de mi actual ministerio, pero no me permitieron ninguna energía extra para dar clases u ofrecer conferencias, talleres o retiros fuera de mi residencia, cosa que hago normalmente.

Cristo y la naturaleza

Cristo y la naturaleza

 Hoy, numerosos grupos y personas están desafiándonos respecto a nuestra relación con la madre tierra. Desde Green Peace, desde varios grupos medioambientales, desde diversos grupos cristianos y otros grupos religiosos, y desde diferentes voces individuales, viene el desafío de ser menos ciegos, menos irreflexivos y menos temerarios sobre la manera de  relacionarnos con la tierra.

Nuestras fantasías

Nuestras fantasías

Una buena parte de nuestras vidas se satisface fantaseando, aunque, ciertamente, pocos de nosotros admitimos eso, e incluso menos de nosotros confesarían los contenidos de esas fantasías. Nos avergüenza admitir cuánto nos evadimos a la fantasía, y nos avergüenza más revelar el contenido de esas fantasías.