Abrir el día con los salmos (I)
El libro de los Salmos, que ocupa un papel tan nuclear en la oración de la Iglesia, nos permite orar desde diversas situaciones vitales e ir descubriendo, al amanecer, distintos rasgos del rostro de Dios y de su amor. Los salmos matutinos rebosan luminosi
El ser humano y los yogures
Todos llevan un tiempo, más o menos largo buscando. Todos (y ahí viene la metáfora) siguen “consumiendo yogures”, “levantando la tapa” y deseando no encontrar la desalentadora frase de ”sigue buscando”.
Contemplación con María
Ante el cuadro «Madre Dolorosa» de el Greco.
Rostro y Manos : contemplación y servicio
Aún no sabéis orar como conviene
No, no tengo la osadía de juzgar a nadie. Me limito a citar el evangelio de Juan (16,24). Es una cita llamativa, muy apta para gente acostumbrada a rezar. Después de tanto tiempo rezando, ¿y si resulta que aún no sabemos orar? Sospechémoslo al menos. Por-
Abrir el día con los salmos (II)
El amigo de Dios pasa por las penalidades y dolores que afectan a todo mortal, pero ve en el amanecer un nuevo don. Esperamos el día sin ocaso, y en cada jornada Dios nos brinda una vez más su amor. El Guardián de Israel actúa en favor de sus hijos y acom
Abrir el día con los salmos (I)
El libro de los Salmos, que ocupa un papel tan nuclear en la oración de la Iglesia, nos permite orar desde diversas situaciones vitales e ir descubriendo, al amanecer, distintos rasgos del rostro de Dios y de su amor. Los salmos matutinos rebosan luminosi
El ser humano y los yogures
Todos llevan un tiempo, más o menos largo buscando. Todos (y ahí viene la metáfora) siguen “consumiendo yogures”, “levantando la tapa” y deseando no encontrar la desalentadora frase de ”sigue buscando”.
Contemplación con María
Ante el cuadro «Madre Dolorosa» de el Greco.
Rostro y Manos : contemplación y servicio
Aún no sabéis orar como conviene
No, no tengo la osadía de juzgar a nadie. Me limito a citar el evangelio de Juan (16,24). Es una cita llamativa, muy apta para gente acostumbrada a rezar. Después de tanto tiempo rezando, ¿y si resulta que aún no sabemos orar? Sospechémoslo al menos. Por-