Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de TEMOR DE DIOS
En un primer momento, la interpretación del significado de este don puede alimentar reacciones religiosas naturales de miedo ante Aquel que puede castigar, porque es Todopoderoso.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de PIEDAD
Por el don de piedad nos hacemos conscientes de nuestra identidad de hijos adoptivos de Dios y de la fraternidad humana. Hijos en el Hijo, creados a imagen del Primogénito por el Hálito divino.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de CIENCIA
Si por el don de Sabiduría llegamos al conocimiento de los misterios divinos, del Amor creador, por el don de Ciencia se nos concede valorar rectamente las realidades temporales, la creación.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de CONSEJO.
El don de Consejo es necesario para saber elegir en el día a día lo que Dios quiere, no sólo lo que es lícito, sino lo que es mejor; es tener el discernimiento interior para optar por “lo bueno, por lo que le agrada a Dios, por lo perfecto”
“Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de ENTENDIMIENTO.”
El Don del Entendimiento fortalece el don de la fe, le presta la fuerza del testigo. No se arredra, ni se acompleja, porque comprende la verdad que encierran las palabras humanas con las que se explica el misterio divino.
Semana del Cenáculo: “Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de SABIDURÍA.”
“Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días».” (Act 1, 4-5)
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de TEMOR DE DIOS
En un primer momento, la interpretación del significado de este don puede alimentar reacciones religiosas naturales de miedo ante Aquel que puede castigar, porque es Todopoderoso.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de PIEDAD
Por el don de piedad nos hacemos conscientes de nuestra identidad de hijos adoptivos de Dios y de la fraternidad humana. Hijos en el Hijo, creados a imagen del Primogénito por el Hálito divino.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de CIENCIA
Si por el don de Sabiduría llegamos al conocimiento de los misterios divinos, del Amor creador, por el don de Ciencia se nos concede valorar rectamente las realidades temporales, la creación.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de CONSEJO.
El don de Consejo es necesario para saber elegir en el día a día lo que Dios quiere, no sólo lo que es lícito, sino lo que es mejor; es tener el discernimiento interior para optar por “lo bueno, por lo que le agrada a Dios, por lo perfecto”
“Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros el don de ENTENDIMIENTO.”
El Don del Entendimiento fortalece el don de la fe, le presta la fuerza del testigo. No se arredra, ni se acompleja, porque comprende la verdad que encierran las palabras humanas con las que se explica el misterio divino.