Disponte a dar la vida (El profeta)
Hubo un hombre que no sabía odiar. Se dedicaba a hacer el bien a todos.
No multipliques las palabras (Oh)
Ahora vamos a rezar. Cada uno de vosotros hará una oración que tenga como máximo una palabra.
Contempla (El cirio)
Los novicios rogaron al Abad que les revelara el secreto de la sabiduría.-No lo tengo -les contestó el Abad.-Entonces -replicaron desalentados los novicios-, ¿dónde podríamos alcanzarlo?
Disponte a dar la vida (El profeta)
Hubo un hombre que no sabía odiar. Se dedicaba a hacer el bien a todos.
San Francisco Javier, presbítero
Lc 10,21-24. Jesús, lleno de alegría en el Espíritu Santo
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