Quiero que mi vida sea una oración constante.
Desde la experiencia de cada día.
El fulgor de la vida cotidiana.
La espiritualidad no se aprende en los libros sino que se elabora en el vivir cotidiano hecho, aparentemente, de monótonas rutinas, de contactos breves, en los que muchas veces funcionamos más que vivimos.
¿Para qué la espiritualidad?
Durante algún tiempo la espiritualidad ha estado reservada a los «profesionales» de la religión. Tenía que ver con la búsqueda de la perfección. Actualmente está adquiriendo un sentido más amplio y realista. Son espirituales las personas que viven con sen
El Dios mayor
Ser creyentes en una sociedad pluralista
VIVIR DESDE EL HIJO,
Un punto de referencia ineludible de la existencia cristiana es el Jesús histórico. No podía ser de otra forma; cristiano es el seguidor de Cristo.
¿Por qué no nace la Iglesia de los sacramentos?
Muchos, demasiados, apenas recibido el sacramento, se desenganchan de la vida ordinaria de la comunidad.
Decisiones económicas y modelo de sociedad.
Poner el dedo en la llaga y dejar en claro un modelo de sociedad, una «lógica» social basada en la economía como causa y origen.
Inmigrantes, carne de indiferencia.
Tendemos a otorgar, quizás por la fuerza de la costumbre, carta de normalidad a las desigualdades más sangrantes que nos rodean.
Solidaridad frente a competitividad.
Competitividad es la palabra que mejor expresa la clave del sistema de valores vigentes en nuestra sociedad.
Decálogo de actitudes.
Vivir la espiritualidad de la vida cotidiana es, al mismo tiempo, dejarse evangelizar y seguir las huellas y el estilo de Jesús evangelizador.
Contemplar: Un quehacer cotidiano
Lo original del cristiano no es el compromiso, ni la acción en favor de los demás, sino la experiencia de fe que hacemos en la vida y en el compromiso transformador y apostólico con los demás.