“Cuando la cabeza languidece”: curas del siglo XXI
Pasada ya la primera década del siglo XXI el ministerio ordenado se ha de desplegar en una serie de atenciones y actividades que hacen de él un servicio exigente y difícil.
ARRAIGOS Y DES-ARRAIGOS: la “nueva radicalidad”
La nueva radicalidad -¡no me gusta la palabra radicalismo!- es la forma de seguir a Jesús, nuestro contemporáneo, hoy. Es una radicalidad amable y simpática: porque no es egocéntrica ni egolátrica; porque quien llega a las raíces se descubre enraizado en la naturaleza humana, en aquello que todos compartimos y por eso, se descubre y redescubre en el Otro.
Acedía: «Tristeza sin esperanza» que socava «el gozo del Evangelio»
¿Qué es la acedia? A ella se refiere el Papa Francisco en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”. La presenta como un vicio paralizante que ataca a los evangelizadores. Produce un“inmediatismo ansioso”. Quiere obtener resultados pastorales inmediatamente. No aguanta la espera que requieren los procesos.
¡La declaración universal de los derechos humanos cumple 65 años!
El 10 de diciembre de 1948, hace 65 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos en su resolución 217 A (III). La Asamblea pidió a todos los países miembros que hicieran público este texto y que lo expusieran y comentaran y leyeran especialmente en los centros educativos sin ningún tipo de reservas
Escaneando la ira: ¿diabólica o santa?
Todos sabemos que la indignación puede ser peligrosa cuando excede determinados límites, tanto a nivel individual como colectivo. Justificamos la “indignación” -y de hecho vemos con simpatía el movimiento de los “indignados”- como un hecho político interesante, importante. Pero cuando la indignación excede sus límites y se torna violenta, destructiva, ¿qué sucede? En la indignación se muestra la ira. Y ésta es ambivalente: hablamos de ira diabólica e ira santa.
“Surfing” en la sociedad líquida: la pastoral de la fidelidad
Nos hemos preocupado mucho de la pastoral vocacional, o juvenil-vocacional. ¿Nos preocupa también, y especialmente ahora, la “pastoral de la fidelidad” a la vocación recibida?
La magia de la triple conexión
Hoy entendemos muy bien lo que significa “estar conectados”. La “desconexión” nos priva de la energía disponible y de tantas relaciones que son posibles. Cuando nos trasladamos de un lugar a otro buscamos espacios de “cobertura” o de conexión.
¿Sin conclusión? ¡Tiempo perdido!
“¡Por favor, cierren los ojos!”. Este es el título de un librito de Byung-Chut Han, que todavía no ha sido traducido al español. Me ha impresionado su lectura, porque da nombre a inquietudes que me habitan, porque da claves para entender la desconfiguración que padecen nuestras sociedades y sus individuos, porque nos lleva a buscar otro tipo de “tiempo”.
Cansancio y superficialidad
Escuché a un religioso decir: “Ahora no no molestan tanto… Nos dejan en paz… Antes, solo recibíamos reclamos, programas, cosas que hacer, reuniones a las que asistir”. Ahora con el nuevo liderazgo, nos dejan más en paz. Estábamos muy cansados.
¿»Os conviene que yo me vaya» o resistencia anti-Pentecostés?
Celebrar Pentecostés puede y debe ser más revolucionario de lo que pensamos. No es solo una fiesta litúrgica. Abrir las puertas al Espíritu es muy desestabilizador. En Pentecostés siempre ocurre algo para quienes son sensibles a los movimientos del Espíritu Santo. entecostés es terremoto, viento fuerte, llamaradas de fuego, sonido ensordecedor. No es un ritual de bendición del ”statu quo”.
Espacios para la lentitud: pero ¡sin pasarse!
La enfermedad del tiempo tiende a progresar y acelerse cada vez más. Vivimos en un contexto de celeridad y prisas, del que es difíil sustraerse y que nos determina.