María de Nazaret

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Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho. – Sección patrocinada por la revista: Iris de Paz.

DÍA 02: ¡BENDITA ENTRE LAS MUJERES!

DÍA 02: ¡BENDITA ENTRE LAS MUJERES!

Si después del anuncio del mensajero celestial, la Virgen de Nazaret es llamada también «bendita entre las mujeres» (Lc 1, 42), esto se explica por aquella bendición de la que Dios Padre nos ha colmado en los cielos, en Cristo (RM, 8).

Día 3: AGRACIADA EN EL AMADO

Día 3: AGRACIADA EN EL AMADO

En el alma de María, hija de Sión, se ha manifestado en cierto sentido toda la gloria de su gracia, aquella con la que el Padre nos agració en el Amado. El mensajero saludó a María como llena de gracia; la llama así como si éste fuera su verdadero nombre (RM, 8).

Día 4: MARÍA, LA PERFECTA REDIMIDA

Día 4: MARÍA, LA PERFECTA REDIMIDA

La gloria de la gracia de Dios se ha manifestado en María por el hecho de que ha sido redimida de un modo eminente. En virtud de la gracia del Amado, en razón de los méritos redentores del que sería su hijo, María ha sido preservada de la herencia del pecado original. De esta manera, desde el primer instante de su concepción, María es de Cristo… Por obra del Espíritu Santo, María recibe la vida de aquel al que ella misma dio la vida como madre (RM, 10).

Día 5: MARÍA ANTE LA REVELACIÓN DE DIOS

Día 5: MARÍA ANTE LA REVELACIÓN DE DIOS

Cuando Dios se revela hay que prestarle la obediencia de la fe, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios. Esta descripción de lafe encontró una realización perfecta en Maria (RM, 13).

Día 7: LA FE OSCURA DE MARÍA

Día 7: LA FE OSCURA DE MARÍA

Maria, que… se ha encontrado en el centro mismo de los mescrutables caminos y de los insondables designios de Dios, se conforma a ellos en la penumbra de la fe, aceptando plenamente y con corazón abierto todo lo que está dispuesto en el designio divino (RM, 14).

María, Estrella De La Mañana

María, Estrella De La Mañana

En medio de la noche, o cuando se cierne sobre nosotros el peligro de «una tormenta perfecta»…, el creyente eleva sus ojos y su corazón errante a María