Nube de Testigos
Charles de Foucauld (1858-1916)
Cierto día escribiste que las vidas de los santos son una especie de comentario al evangelio. Sin imaginarlo, estabas definiendo la tuya.
Léon Bloy (1846 – 1917)
Contra Cristo o a favor de él, fuiste siempre una fiera que sabía rugir o acariciar, como todos los leones de raza.
Fedor Dostoievski (1821 – 1881)
‘Satanizado’ y ‘canonizado’; todo un signo de contradicción. Pero tú eras consciente de que importa poco el juicio que viene de fuera.
Martín de Porres (1579 – 1639)
Eras un misionero de los que anuncian continuamente la buena noticia a los pobres con la sonrisa.
Damián de Molokai (1840 – 1889)
Tu vida fue una locura, una versión inacabada pero auténtica del evangelio o, si me permites, una llamada personalísima de Dios.
John Henry Newman (1801 – 1890)
Aborrezco y detesto la mentira, el retruécano, la doble lengua, la picardía, la astucia, la melosidad, la hipocresía y pido a Dios no me deje caer en sus lazos y trampas.
Giovanni Papani (1881 – 1956)
Lees, reflexionas, escribes. Te unes a quienes cultivan el sueño romántico de suplantar a Dios. Y topas con él.
Albert Schweitzer (1875 – 1965)
‘Quien se encuentra con Jesús cara a cara no tiene otra salida que ponerse a su servicio’.
Gilbert K. Chesterton (1874-1936)
Te describieron como «una casa enorme y muy cómoda, con grandes ventanas que dejaban entrar la luz del día».
Mahatma Gandhi (1869 – 1948)
Querido Mahatma, eras hindú a tu manera. Y también cristiano a tu manera.
Paul Claudel (1868 –1955)
Me pregunto si eras un buscador de Dios, o acaso una presa atrapada por él, como Jeremías.