Nube de Testigos
Blaise Pascal (1623 – 1662)
Hay que conocer a los hombres y las cosas humanas para amarlos. Hay que amar a Dios y las cosas divinas para conocerlos.
Agustín de Hipona (354-430)
‘Tarde te amé, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te amé…Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo’.
OLGA BEJANO (1963-2008)
Hoy inauguramos esta nueva sección con la Carta a una singular mujer, pentapléjica, que acaba de morir en Logroño. Un caso que rompe todos los esquemas. Vean si no.
Charles de Foucauld (1858-1916)
Cierto día escribiste que las vidas de los santos son una especie de comentario al evangelio. Sin imaginarlo, estabas definiendo la tuya.
Léon Bloy (1846 – 1917)
Contra Cristo o a favor de él, fuiste siempre una fiera que sabía rugir o acariciar, como todos los leones de raza.
Fedor Dostoievski (1821 – 1881)
‘Satanizado’ y ‘canonizado’; todo un signo de contradicción. Pero tú eras consciente de que importa poco el juicio que viene de fuera.
Martín de Porres (1579 – 1639)
Eras un misionero de los que anuncian continuamente la buena noticia a los pobres con la sonrisa.
Damián de Molokai (1840 – 1889)
Tu vida fue una locura, una versión inacabada pero auténtica del evangelio o, si me permites, una llamada personalísima de Dios.