21. La interioridad como camino
El hombre, la mujer de hoy, fallan en gran medida, al diseñar lo que significa y es una verdadera ‘realización’. En este caso, tampoco se sabe a dónde hay que orientarse. Hay una tercera dificultad, incluso entre personas que tienen relativamente claros l
20. El problema, la interioridad
La interioridad está relacionada con la persona misma de Jesús, hombre perfecto: de lo que se trata es de ‘transformarse en imagen de Jesucristo’
19. Un problema de Fe
El problema de la interioridad es básicamente un problema de fe, es un problema de «hambre de Dios».
18. El hombre y su soledad
La soledad se resuelve fundamentalmente desde el corazón; desde la conciencia cierta que da la fe, de que Dios está conmigo.
17 – Del ‘caos’ al ‘reposo’
La oración es toda una relación de amor que nos levanta sobre nosotros mismos. En ella se recupera a Dios; se recupera el alma y la armonía de la persona ‘entera’
16 – ¿Alienados?
El hombre hoy es profundamente anticontemplativo. Le agobia su propia búsqueda de placer; el activismo el afán de competir, la ansiedad, el deseo de tener imagen, la carencia de ‘transcendencia’, la muerte y la ‘eliminación’ del misterio.
27. Dios nos educa
Existe un afán por aprender doctrinas y nociones. Sin embargo tal interés puede ser una forma de codicia que dificulta el camino en lugar de despejarlo; no siempre tener una calidad de discípulo es aceptable.
26. Tocar a Dios
El contacto cuando no lo niegan las distracciones voluntarias, permanece, aun en el fondo de las distracciones.
25. Desaprendizaje
Aunque formulado con una paradoja, que parece acentuar lo negativo, es un alto modelo ‘positivo de aprendizaje.
24. De la cabeza al corazón
El amor no puede funcionar desde la cabeza. La mente, la cabeza, sólo puede analizar, cortar, separar, atomizar…
23. Clases de espacios
Ten misericordia de mí, Dios mío. Cuando huyo de la oración no quiero huir de ti, sino de mí, de mí superficialidad. No quiero escaparme de tu infinitud y santidad sino de la desolación del mercado vacío de mi alma…