Esta noche no la podemos dormir:’nos visitará el sol que nace de lo alto…’
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Adviento
Miércoles de la cuarta semana de Adviento
“Mirad, yo envío mi mensajero para que prepare el camino ante mí”
Martes de la cuarta semana de Adviento
Tres mujeres: Ana, Isabel y María; tres maternidades por el favor de Dios.
Lunes de la cuarta semana de Adviento
Es posible vivir la Navidad desde diferentes perspectivas, que pueden ser complementarias.
Domingo de la cuarta semana de Adviento
Los textos de este domingo anuncian: “La madre está punto de dar a luz el fruto bendito de su vientre. Cristo va a entrar en el mundo. En ese momento brillará el rostro que nos salva”.La pequeña Belén se dispone para el acontecimiento. A la “Casa del...
Sábado de la tercera semana de Adviento
La Iglesia confiesa que el Hijo de Dios, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de María Virgen.
Esperar y Vigilar
Adviento significa Venida, Llegada. Durante este tiempo litúrgico las Iglesias cristianas se preparan para conmemorar, con el corazón y el espíritu preparado, hacer presente y celebrar con inmensa alegría el nacimiento de Jesús. Dos de las características principales de este tiempo que debemos potenciar son la esperanza y la vigilia.
I Martes de Adviento: (Is 11, 1-10; Sal 71; Lc 10, 21-24)
Has sido agraciado con la noticia más transformadora, la que te anuncia que Dios envía a su Hijo para salvación de la humanidad entera, por la acción del Espíritu Santo.
I Lunes de Adviento (Is 4, 2-6; Sal 121; Mt 8, 5-11)
Si gustas tu pertenencia a la Iglesia, si te sientes parte de ese resto que ha puesto su confianza en el Señor, y crees en la fuerza de la súplica, si no te avergüenzas de tu identidad cristiana, escucha la Palabra que hoy te dirige la liturgia.
I Jueves de Adviento
De los textos que nos ofrece la liturgia de Adviento, quedan en la memoria expresiones y palabras que invitan a despertar y disponer el ánimo, a permanecer vigilantes, atentos, conscientes ante la próxima venida del Señor.
I Miércoles de Adviento
La Liturgia nos sitúa en escenas iniciales de la vida de Jesús. En ello se descubre la pedagogía de despertar la sana memoria del momento en el que fuimos conscientes del paso del Señor por nuestra vida, el día en que sentimos la presencia interior que sació nuestra hambre y sed de sentido.