El cantarillo anterior ha presentado a San Antonio Mª Claret como paradigma de vivencia del núcleo “Patris mei”, de la alegoría de la Fragua. Pero pudo vivirla modélicamente porque se configuró con Jesucristo, Esto sólo pudo llevarlo a cabo porque tomó a Jesús como modelo único y definitivo, como punto de referencia que relativiza todas la demás referencias. Contempló a Jesús como el hombre perfecto, como el único en quien el ser humano puede entenderse a sí mismo y entender a la sociedad.
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Año Sacerdotal
10. Confiarse a María, Madre de misericordia
Para Francisco, la virgen María es, ante todo, Madre. Es madre de misericordia y de ternura. Ella es -nos ha dicho en la Evangelii gaudium— «la que sabe transformar una cueva de animales en casa de Jesús, con unos pocos trapos y una montaña de ternura» (EG 286).
9. Ser testigos de la Misericordia
«La Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama la misericordia -el atributo más estupendo del Creador y Redentor- y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaría y dispensadora» (Juan Pablo II, Dives in misericordia, n.13).
8. Alcanzar la Indulgencia
La celebración del Año jubilar constituye una ocasión singular para aprovechar y acoger el gran don de la indulgencia que la Iglesia, en virtud del poder conferido por Cristo, ofrece a aquellos que, con las debidas disposiciones, cumplen las prescripciones especiales para recibirlas.
7. El Sacramento de la Misericordia
En el año de la misericordia, el papa Francisco quiere que todos podamos experimentar la misericordia en primera persona. Quiere que todos podamos sentir y «palpar», de forma concreta, que Dios no está nunca lejos, y que si volvemos a El, siempre está preparado para abrazarnos, como el Padre de la parábola.
6. Conversión
El año santo jubilar, en el fondo, es una gran invitación a la conversión. Francisco ya nos había hablado de una necesaria «conversión pastoral» en la Evangelii Gaudium. Sin duda esta es necesaria en la Iglesia, en nuestras obras, en nuestro quehacer. Pero no puede haber una verdadera conversión pastoral si no hay antes una verdadera conversión personal.
84. El modelo perfecto
El cantarillo anterior ha presentado a San Antonio Mª Claret como paradigma de vivencia del núcleo “Patris mei”, de la alegoría de la Fragua. Pero pudo vivirla modélicamente porque se configuró con Jesucristo, Esto sólo pudo llevarlo a cabo porque tomó a Jesús como modelo único y definitivo, como punto de referencia que relativiza todas la demás referencias. Contempló a Jesús como el hombre perfecto, como el único en quien el ser humano puede entenderse a sí mismo y entender a la sociedad.
10. Confiarse a María, Madre de misericordia
Para Francisco, la virgen María es, ante todo, Madre. Es madre de misericordia y de ternura. Ella es -nos ha dicho en la Evangelii gaudium— «la que sabe transformar una cueva de animales en casa de Jesús, con unos pocos trapos y una montaña de ternura» (EG 286).
9. Ser testigos de la Misericordia
«La Iglesia vive una vida auténtica cuando profesa y proclama la misericordia -el atributo más estupendo del Creador y Redentor- y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaría y dispensadora» (Juan Pablo II, Dives in misericordia, n.13).
8. Alcanzar la Indulgencia
La celebración del Año jubilar constituye una ocasión singular para aprovechar y acoger el gran don de la indulgencia que la Iglesia, en virtud del poder conferido por Cristo, ofrece a aquellos que, con las debidas disposiciones, cumplen las prescripciones especiales para recibirlas.
7. El Sacramento de la Misericordia
En el año de la misericordia, el papa Francisco quiere que todos podamos experimentar la misericordia en primera persona. Quiere que todos podamos sentir y «palpar», de forma concreta, que Dios no está nunca lejos, y que si volvemos a El, siempre está preparado para abrazarnos, como el Padre de la parábola.