Se trata de un ejercicio de mirada. Mirar con los ojos abiertos. Y escuchar los mensajes que la mirada misma nos ofrece. Los matrimonios que se aman son un tesoro en la sociedad. Y en la Iglesia. Contemplar un matrimonio que se ama es una forma de ver un reflejo del gran amor con mayúscula.
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Cartas desde la Intimidad
Elogio de la familia
Con ocasión de la Sagrada Familia de Nazaret. En el tiempo de Navidad hacemos memoria del nacimiento de un niño, del todo especial. Y, con ese motivo, recordamos y agradecemos la familia en que este niño ha nacido y es presentado como el esperado Mesías.
Te doy mi palabra
Y es vinculante. El valor de la propia palabra dado hacía que fuera superfluo el papel escrito, y el notario, y el registrador de la propiedad. La palabra dada fundamenta la lealtad, incluso con perjuicio propio. Si además se decía ante testigos implicaba una vinculación de la propia vida a lo largo del tiempo
Crecimiento conyugal
El crecimiento personal y conyugal es una carrera cuya meta es el sueño de vida feliz que cada uno se ha forjado y que mutuamente los enamorados se han despertado y han soñado juntos.
Las preguntas no son inocentes
Las preguntas que nos hacemos para comunicarnos y dialogar no son inocentes. Sitúan la conversación y el diálogo en perspectivas concretas; condicionan el sentido y el alcance de la respuesta. Por eso, es importante prestar atención al tipo de preguntas que planteamos y tratamos de responder.
50 años de vida en relación (3ª parte y última)
Nos gustaría concluir este compartir mostrando los tres medios que han configurado nuestra espiritualidad conyugal y que nos han permitido, no solo sobrevivir a estos 50 años de matrimonio sin morir en el intento, sino también a mantenernos en el centro de la diana, sorteando los continuos altibajos que, como a cualquier pareja en la que los dos somos diferentes, han ido surgiendo en nuestra relación.
Testigos de amor para toda la vida
Dentro de un par de meses cumpliremos 52 años de casado y ha sido bueno reflexionar sobre qué comportamientos y actitudes, de los dos, vemos que vamos creciendo en nuestra relación matrimonial. Y lo hemos hecho a través de unas cartas que nos hemos dirigido y que tenemos el agrado de compartiros aquí.
Fidelidad, ¿merece la pena?
La fidelidad tiene mucho que ver con la identidad personal. Somos en cuando vamos siendo. Nos hacemos en el tiempo. La historia nos pertenece como dimensión de nuestra propia identidad. Somos seres humanos y, por ende, históricos, temporales.
¡mirad cómo se aman!
Se trata de un ejercicio de mirada. Mirar con los ojos abiertos. Y escuchar los mensajes que la mirada misma nos ofrece. Los matrimonios que se aman son un tesoro en la sociedad. Y en la Iglesia. Contemplar un matrimonio que se ama es una forma de ver un reflejo del gran amor con mayúscula.
Elogio de la familia
Con ocasión de la Sagrada Familia de Nazaret. En el tiempo de Navidad hacemos memoria del nacimiento de un niño, del todo especial. Y, con ese motivo, recordamos y agradecemos la familia en que este niño ha nacido y es presentado como el esperado Mesías.
Te doy mi palabra
Y es vinculante. El valor de la propia palabra dado hacía que fuera superfluo el papel escrito, y el notario, y el registrador de la propiedad. La palabra dada fundamenta la lealtad, incluso con perjuicio propio. Si además se decía ante testigos implicaba una vinculación de la propia vida a lo largo del tiempo