El tiempo de Cuaresma y la imagen del desierto guardan una estrecha relación, especialmente si recordamos la cuarentena que pasó Jesús en el desierto.
Artículos en:
Cuaresma
El pan
Si hay un personaje del Antiguo Testamento que representa proféticamente a Jesús es José, el hijo amado de Jacob. El gran relato de la vida de José, que fue despojado de su túnica, vendido por sus hermanos por 30 monedas, exiliado de su patria, esclavo y encarcelado, tiene una analogía con la vida de Jesús, también vendido por treinta monedas, despojado de sus vestidos y de su túnica, encarcelado.
Seguimiento
Jesús dice a sus discípulos “Vamos a Jerusalén”, con palabras remecidas de sentimiento. Con ellas, el Maestro les está indicando el momento más recio de su vida, por los acontecimientos ya próximos de su Pasión.
El Bautismo
Toda la Cuaresma apunta a la Noche de Pascua, cuando se bautizan los catecúmenos y todos los bautizados renovamos de manera solemne las promesas bautismales. En el transcurso de la cuarentena, en varios momentos, las lecturas bíblicas evocan de manera simbólica el bautismo. Siempre que aparece alguna escena con referencias al agua y a la purificación se puede interpretar desde la perspectiva bautismal.
Compasión
La palabra “compasión” significa padecer con, com-padecer, y sin duda este tiempo nos conduce a la contemplación de los misterios de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, para sufrir con quien va a la Cruz para redimirnos de nuestros pecados. La compasión tiene que ver también con la misericordia, pues ambas son un sentimiento que nace de las entrañas conmovidas.
Transfiguración
No es indiferente que la Iglesia escoja para el segundo domingo de Cuaresma el relato de la Transfiguración de Jesús. Con ello intenta aplicar la misma pedagogía que tuvo el Maestro con sus discípulos más íntimos, cuando se los llevó a un monte alto y su rostro resplandecía de luz, y sus vestidos tomaban el color de la gloria, blancos como ningún batanero los podía dejar,
Undécima Estación. Jesús es clavado en la Cruz
Jesús, ¿era necesario que llegaras hasta aquí? “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos”. La Cruz nos revela que Dios. en vez de aconsejarnos cómo soportar nuestro dolor, se ha convertido en nuestro propio sufrimiento. Toda cruz es sacramento de la Redención.
Novena Estación: Jesús cae por tercera vez
Jesús, ¿por qué aguantas tanto? Tres veces fue tentado y las tres veces venció. Tres veces fue negado, y tres veces confesó al discípulo el amor. Nunca dejará Jesús de ofrecernos su mano, pues Él sabe de qué barro hemos sido hechos. Siempre nos dará la fuerza suficiente para levantarnos.
Séptima Estación: Jesús cae por segunda vez
Jesús, ¿es necesario tanto abajamiento? Se rebajó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Nunca la caída debiera ser razón para permanecer en el suelo si el Maestro nos enseña a levantarnos siempre.
Sexta Estación: La verónica limpia el rostro a Jesús
Jesús, ¿me dejarás aliviar tu sudor en el camino de la Cruz? “Lo que hagas a uno de estos mis pequeños conmigo lo hiciste”. Se nos ha constituido samaritanos, manos solidarias, vasos de agua y pan partido para quienes sufren necesidad. Se nos ha constituido mediación de la misericordia de Dios para cuantos sienten desolación y lloran.
Octava Estación: Jesús se dirige a las mujeres de Jerusalén
Jesús, ¿por qué te detuviste a hablar a las mujeres, en el penoso camino de la Cruz? Así lo hice con la samaritana, con la cananea, con la sirofenicia, con la viuda de Naím, con la pecadora, con Marta y María, con María Magdalena, con la adúltera, y con mi Madre.