Queremos es que se parezcan a Jesús de Nazaret, el único y eterno Sacerdote, que cuando estuvo en este mundo, vivió y actuó de esta manera en su relación con el Padre y con la gente.

Queremos es que se parezcan a Jesús de Nazaret, el único y eterno Sacerdote, que cuando estuvo en este mundo, vivió y actuó de esta manera en su relación con el Padre y con la gente.
Un hombre que se niega a admitir que el mundo sea una ’historia contada por un loco, llena de sangre y estruendo, pero carente de sentido’.
Tan sólo afirmo que si el cura de hoy aplica las mismas respuestas que el de ayer fracasará. Todo ha cambiado y también él debe renovarse.
Considero imposible pensar esta cuestión sin relacionarla con otra más general: ¿qué comunidades cristianas quiero?
Entra hacia adentro, que la música, la mesa, la luz, la palabra, la paz, el canto y la risa son tuyas y son nuestras.
Las cataratas no ocultan su esplendor. Aparecen como un sagrado altar al agua para toda la eternidad.
Atrás queda esa imagen del cura distante, sólo, sabio, que no necesitaba de los demás.
Llamados de entre los hombres, deben vivir como hermanos con los hombres a imagen de Crísto.
Es preferible que hablen de lo que entienden, no sólo porque así acertarán sino también porque es lo que esperan de ellos los fieles.
Sin pretender abarcar toda la amplitud del tema, limitaré mi respuesta a dos ejes fundamentales. La tarea del cura para con los laicos y las opciones pastorales, consciente de que muchos otros quedan en el tintero.
Mi aportación nace de la ilusión y de la esperanza. También del sentido fraternal que permite decir las cosas con amor, sin pretender manipular a nadie.