Ser cristiano es lo que tiene. No podemos decir que somos cristianos y vivir como viven los no cristianos. Hay cosas que no nos cuestan (amar a los que nos aman)
y otras que se nos hacen muy cuesta arriba.

Ser cristiano es lo que tiene. No podemos decir que somos cristianos y vivir como viven los no cristianos. Hay cosas que no nos cuestan (amar a los que nos aman)
y otras que se nos hacen muy cuesta arriba.
Tenemos una memoria de elefante para recordar todo aquello que nos ha ofendido. La “lista negra” no se nos olvida fácilmente. No matamos, porque no tenemos armas, pero si las miradas (o las palabras) matasen, habría muchos asesinos.
En la línea del mensaje del Padrenuestro, se nos recuerda la importancia de pedir. Somos tan autosuficientes que nos cuesta mucho abrirnos, mostrar nuestras
debilidades, y solicitar ayuda.
A todos nos gustan las seguridades. Ahora se llama “zona de confort”, pero ese deseo ha existido siempre. Quisiéramos saber con certeza que vamos a estar casados y ser felices con nuestra pareja, o que el sacerdocio nos va a dar la felicidad. No hay garantías.
El recientemente fallecido Benedicto XVI nos ha dejado unas bellas catequesis sobre la oración del Padre Nuestro, además del capítulo sobre la oración en el Catecismo de la Iglesia Católica
Cuando los estudiantes tienen un examen, les gustaría conocer de antemano las preguntas, para prepararse mejor. Los exámenes dan miedo, aunque te hayas
preparado bien.
Esta parábola de los cinco hermanos nos recuerda lo simples que pueden ser las cosas. No cuesta nada hacer el bien a los demás. Pero, para eso, hay que estar
atento. Si vives solo para ti, no te das cuenta de lo que pasa cerca de ti.
A los Discípulos les pasaba lo que a nosotros. Tanto tiempo con Jesús, y no le conocían. No entendían nada. Eso del servicio, debían pensar, no iba con ellos. A lo suyo. Yo más que tú. Quítate tú para ponerme yo.
Decir y hacer. El eterno dilema. Todos tenemos muy buenas intenciones, como, por ejemplo, a principio de año, pero el tiempo pronto nos recuerda lo inconstantes que somos. También en Cuaresma se pueden hacer propósitos, todos muy buenos.
Después de regalar el Padrenuestro a sus Discípulos, Jesús siguió profundizando en el sentido de su mensaje. Y. cuanto más habla, más difícil parece hacer lo que Él nos pide. Por eso, seguramente, la Iglesia nos ofrece cada año este tiempo de Cuaresma.
Ser cristiano es lo que tiene. No podemos decir que somos cristianos y vivir como viven los no cristianos. Hay cosas que no nos cuestan (amar a los que nos aman)
y otras que se nos hacen muy cuesta arriba.