Bajo las olas agitadas del odio, cuánta bondad, Señor, y cuánto amor hay en nuestro mundo.
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Bajo las olas agitadas del odio, cuánta bondad, Señor, y cuánto amor hay en nuestro mundo.
Salmo de un enfermo del corazón
(Salmo de un deprimido)
Hoy queremos contemplarte en los presos de todas las cárceles del mundo.
Que en cada rostro humano acertemos a descubrir los ojos de un hijo tuyo.
María la nueva Eva, la zarza ardiente, la nueva arca de la alianza, la amada de Dios, la mujer fuerte, la mujer de fe….
Se ha enmarcado en la Cruz todo el misterio de aquel mayor Amor que nos liberta.
También tú lloraste con lágrimas humanas sobre la tumba de un amigo.
Que cada instante de nuestra existencia terrena madure en nosotros la semilla de la fe.
Señor y Padre mío, ayúdame a comprender la grandeza de lo pequeño.
Señor Jesús, tú que lloraste la ausencia de un amigo, comprendes hoy el dolor de nuestra familia.