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En el exilio

Los tres niveles de Discipulado Cristiano

Los tres niveles de Discipulado Cristiano

Como Jesús, nosotros también nos proponemos  entregar nuestras vidas en generosidad y en altruismo, sin embargo también tenemos como objetivo dejar este planeta, de tal manera que nuestra disminución y  muerte es nuestro final, y quizás el regalo más grande, para el mundo.  No hace falta decir que no es fácil.

Los Imperativos Categóricos

Los Imperativos Categóricos

Hay un axioma muy conocido el cual repetiré más delicadamente que en su expresión habitual.  Dice así: Cada vez que te dices a ti mismo que deberías hacer algo, haces una mala compra.

Nuestra Actitud hacia la Riqueza

Nuestra Actitud hacia la Riqueza

Cada día, en los periódicos, en las televisiones y en Internet nos informan de ganancias económicas que, tan sólo hace una generación, eran inimaginables:

La Respuesta Definitiva a la Violencia

La Respuesta Definitiva a la Violencia

El año pasado, se estrenó una película francesa titulada "De Dioses y Hombres", y fue calificada por el New York Times como "tal vez la mejor película de compromiso cristiano que jamás se ha hecho".

En la paradoja está la virtud

En la paradoja está la virtud

Hay una serie de axiomas antiguos que sugieren que la virtud y la verdad se encuentran en el medio, entre dos extremos.  Esto fue llamado el “justo medio” y se expresa en frases tales como “En medio stat virtus” y “Aurea mediocritas.

Sin padre en lo profundo de nuestro ser

Sin padre en lo profundo de nuestro ser

Los antropólogos nos dicen que el “hambre de padre”, un deseo frustrado de ser acogido por nuestros propios padres, es una de las más profundas hambres que hay en el mundo de hoy, especialmente entre los hombres.

Cómo reaccionamos ante la crítica y la oposición

Cómo reaccionamos ante la crítica y la oposición

¿Habéis observado alguna vez cómo reaccionamos espontáneamente ante una amenaza percibida? Encarada una amenaza, nuestros instintos primarios tienden a tomar posesión, e instantáneamente nos bloqueamos y empezamos a cerrar todas las puertas que abren a la cercanía, amabilidad y empatía que hay en nosotros.

Nuestra timidez ante la abundancia de Dios

Nuestra timidez ante la abundancia de Dios

Mi juventud tuvo sus fortalezas y sus debilidades. Crecí en una casa de campo en el corazón de las praderas canadienses, inmigrante de segunda generación. Nuestra familia era numerosa, y la pequeña casa de campo en que vivimos nos dio lo suficiente para seguir viviendo, aunque no más.

Venga tu Reino, pero aún no

Venga tu Reino, pero aún no

A un amigo mío le gusta reírse de sus peleas a propósito del crecimiento. “Cuando yo estaba en la década de mis veinte años -se mofa- me imaginé  que, para cuando tuviera cuarenta, habría crecido lo bastante para desprenderme de mis malos hábitos.

Recelar de nuestra propia madurez

Recelar de nuestra propia madurez

Nuestros cuerpos y nuestras almas tienen por separado su proceso de madurez, y no siempre están en armonía. Así, T. E. Laurence, en “Los siete pilares de la sabiduría”, hace este comentario sobre alguien: “Tenía miedo de su madurez conforme profundizaba más, con su maduro pensamiento y acabado arte, pero a la que le faltaba la poesía de la infancia para hacer vivo un final completo de la vida… su condicionada y mortal alma madurando más rápidamente que su cuerpo, iba a morir antes que él, como la mayoría de las nuestras”.

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