Hay un espacio en nosotros que no quiere llorar, no quiere sentir nuestro propio mal, no quiere llevar nuestro dolor a un lugar de silencio interior y no quiere depositar nuestras propias heridas en nuestro corazón.
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En el exilio
Transformemos el caos interior en un pacífico jardín
Pero nunca arriesgarse a entrar de forma ingenua y sin compañía.
El Reto de Aceptar el Placer sin Sentimiento de Culpa
Muchos de nosotros sufrimos un cierto sentimiento de culpa básica.
Carta Abierta a los Que no Van a la Iglesia
Te echamos de menos, no pasa un solo domingo sin que sintamos tu ausencia.
Por qué ayunar y orar en secreto
Practicados correctamente, irradian salud y bienestar al mundo, no desdén ni desprecio.
Cómo los Ancianos Pueden Ser una Bendición en Nuestra Familia
Hay amor cuando damos, como hay también amor cuando recibimos.
Paciencia con Dios
Hay un adagio que dice que un ateo es simplemente alguien quien no puede comprender la metáfora. Thomas Halik, el escritor Checo, sugiere que más bien un ateo es alguien quien no es suficientemente paciente con Dios.
Las Poderosas Voces del Interior
No es fácil discernir la voz de la verdad entre las muchas voces que nos llaman. De hecho, es difícil incluso discernir cuando somos auténticamente sinceros: ¿Quién soy realmente? ¿Cuál es mi verdadero y genuino interés?
Nuestros Malentendidos Acerca Del Suicidio
Cada año escribo un articulo sobre suicidio porque mucha gente tiene que vivir con el dolor de perder a un ser querido de esta forma.
El Anhelo de la Soledad
Hace ochocientos años, el poeta, Rumí escribió: Lo que quiero es saltar fuera de esta personalidad y después sentarme aparte. He vivido demasiado tiempo en donde puedo estar accesible.
La Vida impulsada místicamente
Misticismo es una palabra exótica. Pocos de nosotros relacionamos el misticismo con la vida ordinaria, especialmente con nuestra propia experiencia. Sin embargo, el misticismo no es extraordinario, anormal, ó extraño, sino una importante experiencia ordinaria que se nos da a todos nosotros.
III Domingo de Adviento «Gaudete»
Lc 3,10-18. Y nosotros, ¿qué debemos hacer?
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