Artículos en:

En el exilio

Acoger al forastero

Acoger al forastero

En las Escrituras Hebreas, esa parte de la biblia que llamamos el Antiguo Testamento, encontramos un fuerte desafío religioso a acoger al forastero, al extranjero. Esto fue recalcado por dos razones: Primera, porque, en otro tiempo, el pueblo judío mismo había sido extranjero e inmigrante. Sus escrituras continuaron recordándoles que no olvidaran eso. Segunda, ellos creían que la revelación de Dios, casi siempre, nos viene a través del forastero, en lo que es foráneo a nosotros. Esa creencia era integrante de su fe.

Moralización amargada

Moralización amargada

Uno de los peligros inherentes a intentar pasar toda una vida de fidelidad cristiana es que somos propensos a volvernos moralizadores amargados, hermanos mayores del hijo pródigo, airados y celosos de la supergenerosa misericordia de Dios, amargados  de que las personas que se descarrían y se pierden puedan acceder tan fácilmente a la mesa del banquete celestial.

El poder de Dios como impotencia

El poder de Dios como impotencia

El novelista y ensayista francés Léon Bloy hizo una vez este comentario sobre el poder de Dios en nuestro mundo: “Parece que Dios se ha condenado hasta el fin de los tiempos a no ejercer ningún derecho inmediato de amo sobre criado ni de rey sobre súbdito. Podemos hacer lo que queremos. Él se defenderá sólo por su paciencia y su belleza”.

Acedia y Sabbat

Acedia y Sabbat

Los primeros monjes cristianos creían en algo que llamaban Acedia. Más coloquialmente, lo llamaban El diablo de mediodía, un nombre que describe esencialmente el concepto.

Llevar nuestras heridas a la Eucaristía

Llevar nuestras heridas a la Eucaristía

Recientemente me vino un hombre pidiendo ayuda. Cargaba en su alma  profundas heridas, no físicas sino emocionales. Lo que me sorprendió inicialmente fue que, aun estando profundamente herido, no había estado  severamente traumatizado ni en su infancia ni en su adultez. 

Ortodoxia, pecado y herejía

Ortodoxia, pecado y herejía

Recientemente, mientras iba de camino a impartir un seminario, tuve la oportunidad de ir a la Catedral de aquel lugar para asistir a la eucaristía del domingo, y me sorprendió la homilía. El sacerdote usó el texto evangélico donde Jesús dice: “Yo soy la viña y vosotros los sarmientos”,

La indignación moral

La indignación moral

 La indignación moral es la antítesis de la moralidad. No obstante, en nuestro mundo hoy está presente y racionalizada en todas partes en nombre de Dios y la verdad.

Vivimos en un mundo inundado de indignación moral. 

Razones para creer en Dios

Razones para creer en Dios

 Hoy la creencia en Dios es vista como una ingenuidad. Para muchos, creer en Dios es como creer en Papá Noel y en el Conejo de Pascua: algo bonito, para los niños, una cálida nostalgia o un recuerdo amargo, pero no algo  que sea real, que resista un duro escrutinio y las sombrías  dudas que a veces permanecen bajo la superficie de nuestra fe. ¿Dónde hay evidencia de que Dios existe?

Cuando el tiempo se para

Cuando el tiempo se para

La teoría de la relatividad nos dice que el espacio y el tiempo no son lo que parecen ser. Son relativos, lo que significa que no siempre funcionan del mismo modo ni los experimentamos de igual manera. El tiempo se puede parar.

Poner en proceso a Dios

Poner en proceso a Dios

 Tanto en nuestra piedad como en nuestro agnosticismo, a veces ponemos en juicio a Dios, y siempre que lo hacemos, somos nosotros los que acabamos juzgados. Vemos eso en los relatos del Evangelio sobre el proceso de Jesús, particularmente en el Evangelio de Juan.

Nuestra necesidad de orar

Nuestra necesidad de orar

 Si no tienes de alguna manera un pie fuera de tu cultura, la cultura te engullirá por completo. Daniel Berrigan escribió eso, y es verdad también en este sentido: Si no puedes beber de una fuente fuera de ti mismo, tu natural proclividad a la paranoia, amargura y odio te engullirá invariablemente por completo.