El sacerdocio se hace historia personal de acogida del don del Espíritu, que unge y envía, y de respuesta a ese mismo don en las diversas circunstancias de la vida.

El sacerdocio se hace historia personal de acogida del don del Espíritu, que unge y envía, y de respuesta a ese mismo don en las diversas circunstancias de la vida.
Ser una mediación, un puente, una ayuda para llegar a Él. Con mis limitaciones y mis dones, mis pobrezas y mis riquezas, con todo lo que soy.
No sé si soy un cura “conciliar”, pero sí que, por escueto tiempo biográfico, soy un cura “del Concilio”
Casi rayando los sesenta años fui destinado a Bolivia. En esta bendita tierra me encargaron de nuevo tomar las riendas de la formación.
En una convivencia me dieron una pegatina que decía: ¿Dónde serviré yo más y mejor? Ahí quedó la cosa.
Muchas veces he podido relacionarme con consagrados deseosos de compartir su experiencia de Dios, de ayudar y ser ayudados.
Es mucho más lo que hemos recibido que lo que hemos podido dar.
Quiero seguir siendo sacerdote porque, después de casi 40 años, la rutina y la costumbre me han impedido disfrutar de la “dignidad” de serlo, y no quiero acostumbrarme al misterio que represento.
Por haberme llamado a tu servicio y al servicio de esta iglesia pecadora, pero también santa.
Mensaje de Benedicto XVI para la celebración de la XLIII Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2010), sobre el tema: "Si quieres promover la paz, protege la creación"
Espero que mi sacerdocio le guste a Dios porque espero-creo- que me lo ha dado todo Él.