En mi seno te sueño y en sueños me hablas como un rumor de pájaros abriendo el alba.
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Maria de Nazaret
MADRE de la COHESIÓN
¿Cuántas veces se ha preguntado usted por qué los palestinos y los israelíes no llegan a un acuerdo definitivo para lograr la paz en Oriente Medio? ¿Cuántas veces ha deseado que en el País Vasco se acabe con el terrorismo y se cree un ambiente de libertad
Madre de Dios de Tolga
Este icono mañano pertenece al tipo de icono de la Virgen de la Ternura, pues Madre e Hijo muestran su amor mutuo en la proximidad de sus mejillas.
LA VOCACION SINFONICA DE MARÍA
Toda vocación es una llamada a la alegría, porque en solidaridad con muchos hombres y mujeres, con Jesús, el Señor, y María, somos escogidos para transformar el mundo viejo y para dar a todo lo existente optimismo y esperanza.
Señora de la Paz
Echa a volar, Señor, esa paloma
que anda entre tus manos maternales;
Madre de Dios de Vladimir
El icono de la Madre de Dios de Vladrrnir, expresa como ningún otro la vinculación estrecha entre lo cristiano y la vida del pueblo ruso. Al contemplar Príncipe Matislav de Kiev este icono exclamó: Es más bello que todas la imágenes.
María, discípula de Jesús
La relación de María con Jesús no se agota en la maternidad, hoy nos asomamos a un nuevo título de María, el de discípula.
María, madre sufriente
Cuando nos sintamos solos, en nuestro dolor, en nuestras penas en nuestro desgarro, acordémonos de María.
JUNTO A LA CRUZ DE JESÚS
Visitada repetidamente por el dolor, una enferma de cáncer hace su propia lectura de las palabras del cuarto evangelio: «Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre» (Jn 19, 25). Mirando a María -dice- tiene sentido el dolor, nuestro dolor, ya que la cruz
La alegría de los pobres
«Porque ha mirado la humillación de su esclava» (Lc 1,47)
Abogada de pecadores (Sporucnia gresnych)
Yo soy la abogada de los pecadores ante mi Hijo. Él me ha prometido escuchar mi plegaria para quienes me alegran al pedir a través de mi persona la Vida Eterna.
La Presentación de la Bienaventurada Virgen María
Lc 19,41-44. ¡Si reconocieras lo que conduce a la paz!
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