Para que el huésped se sienta cómodo hay que preocuparse de arreglar la casa, adornarla y caldearla.

Para que el huésped se sienta cómodo hay que preocuparse de arreglar la casa, adornarla y caldearla.
Para muchos la primera comunión es un negocio. No falta quién la considere un acto social, que se presta al intercambio de regalos.
Propongo algunas reflexiones sobre los argumentos del magisterio que determinan el estado de la cuestión.
Quiero redactar una reflexión que pueda ser útil a la hora de situarse ante el próximo tiempo de verano.
Los ajedrecistas lo saben muy bien: cuando una pieza se mueve en el tablero, todo él se mueve.
En una cultura bastante emocional como la nuestra suena bien la palabra ternura.
La relación de amor entre los cónyuges tiene una dimensión de fascinación. El tiempo fundante es fascinante. Es un tiempo de descubrimiento del otro, del descubrimiento de sí mismo/a gracias a la mirada de amor del pretendiente.
Esta, experiencia la puedes realizar a solas o en grupo, sugerimos que se haga en familia. No te sorprendas si te brota la alabanza al Creador, suele ocurrir cuando uno descubre el milagro de la vida.
Es esta una pregunta para analizar la relación. Es aplicable tanto a la relación conyugal, como a la relación de amistad, como a la relación fraterna y comunitaria. ¿Qué es lo que realmente nos mantiene unidos?
El sueño de amor matrimonial es persistente y fuerte; es la causa más grande de felicidad personal; pero tiene sus fragilidades, como todo lo humano. Está sometido al desgaste del tiempo, al acecho de la rutina, a la tentación de la ensoñación.
La vida conyugal tiene su termómetro en la calidad y frecuencia de la comunicación interpersonal. A la inversa, la dificultad de la comunicación es un factor de separación y desilusión. Se expresa en frases como: ya no hablamos; nos decimos solo lo más elemental, no tenemos temas comunes; nos hemos vuelto unos desconocidos.