Nuestra vida cotidiana está vinculada a los signos; los necesitamos para movernos en las calles de las ciudades y en las rutas de las montañas. Los necesitamos para tomar conciencia de la línea del tiempo que atraviesa nuestra existencia desde la cuna al sepulcro. Las historias de amor están marcadas por hechos significativos: conocerse, declararse, comprometerse, pedirse.
