Aunque seas infiel, yo permaneceré fiel, porque no me puedo negar a mí mismo. ¿Recuerdas que mis delicias son estar con los hijos de los hombres? Te he prometido estar contigo hasta el fin de los tiempos, y puedes tener la seguridad de que cumpliré mi promesa. Porque el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán.
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Microejercicios Espirituales
4. Mi cruz y la tuya
Hoy quiero hablarte de la cruz, un misterio que no acabarás de entender nunca del todo. Tiene mil formas: dolor físico, sufrimiento moral, crisis en los caminos del espíritu… Todas estas pruebas alcanzan su culminación en la agonía y en la muerte.
5. Os dejo mi Espíritu
¿Eres feliz? Ya sé que aspiras a serlo, que quieres vivir en plenitud. Es nuestro Padre quien ha puesto en tu corazón ese deseo. Eres un anhelo que no se va a colmar con todas las riquezas del mundo. Tu sed más honda, más viva, más ardiente es sed de Dios, y sólo se saciará con él. ¿Sabes que te he enviado a mi Espíritu, el mismo Espíritu del Padre, para que colme ese deseo?
6. Ahí tienes a tu madre
Hoy te presento a mi Madre. Te la di con el mayor cariño en el momento cumbre de mi vida terrena. Ella te estaba gestando en el dolor al pie de la cruz y a mí no me faltaba más que poner el sello de reconocimiento público a esa misteriosa maternidad. María es madre mía y madre tuya, porque tú y yo somos hermanos.
7. Convertíos
¿Cuántas veces has pensado que debías cambiar? Sé que hay algunas cosas (¿o muchas?) de ti mismo/a que no te gustan. En ocasiones te he visto preocupado/a por tu aspecto físico, por algunos defectos de tu carácter, e incluso por tu fe.
8. Amaos como yo os amo
Yo sé que tienes muchos sueños. Sé que estos sueños han ido cambiando ¡con el paso del tiempo. No sueñas lo mismo ahora que cuando tenías siete doce años. Pero sé también que, por encima de todo, lo que más deseas es que alguien te quiera y que te quiera para siempre. En la vida has experimentado un poco de todo, pero quizá han abundado más las personas que te han querido que las que te han hecho daño. Esto te ha permitido vivir y llegar hasta hoy.
1. Vamos a un lugar solidario
En tu vida ordinaria hay demasiado ruido. Todo eso que alborota fuera de ti: gritos, músicas, imágenes, palabras… Y lo que hierve dentro: los agobios y preocupaciones de cada día (¡cuántas interferencias se cruzan en ese "aparato de radio" que es tu mundo interior!).
2. Te hablaré claramente del Padre
¿Conoces al Padre? ¿Tratas mucho con el Abbá del cielo? Para Mí, él lo es todo. Al venir a este mundo dije: “Aquí estoy, oh Dios, para cumplir tu voluntad”’: Al salir de él grité: "Todo se ha cumplido", y en seguida entregué mi espíritu (y mi Espíritu), en sus manos.
3. ¿Quién soy para tí?
Aunque seas infiel, yo permaneceré fiel, porque no me puedo negar a mí mismo. ¿Recuerdas que mis delicias son estar con los hijos de los hombres? Te he prometido estar contigo hasta el fin de los tiempos, y puedes tener la seguridad de que cumpliré mi promesa. Porque el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán.
4. Mi cruz y la tuya
Hoy quiero hablarte de la cruz, un misterio que no acabarás de entender nunca del todo. Tiene mil formas: dolor físico, sufrimiento moral, crisis en los caminos del espíritu… Todas estas pruebas alcanzan su culminación en la agonía y en la muerte.
5. Os dejo mi Espíritu
¿Eres feliz? Ya sé que aspiras a serlo, que quieres vivir en plenitud. Es nuestro Padre quien ha puesto en tu corazón ese deseo. Eres un anhelo que no se va a colmar con todas las riquezas del mundo. Tu sed más honda, más viva, más ardiente es sed de Dios, y sólo se saciará con él. ¿Sabes que te he enviado a mi Espíritu, el mismo Espíritu del Padre, para que colme ese deseo?