Sentimos poca necesidad de fundamentar nuestra relación con Dios en la oración.
Artículos en:
Taller de Oración II
Gritando dentro del silencio de Dios
La oración es el clamor esencial e infinitamente silencioso con que el Hijo ‘llama’ a su Padre.
Liturgia de la alabanza vespertina
En agradecimiento por el don de la vida consagrada y pidiendo nuevas vocaciones.
Los salmos en power point
150 presentaciones con los salmos de la Biblia, utilizando la traducción oficial de la Liturgia de las Horas.
Esperamos con María, el don del Espíritu Santo
Con ella queremos nosotros recordar y celebrar juntos la venida del Espíritu Santo.
Creador y creadores
La actividad humana es una forma de autorrealización y de cooperación con el Dios creador.
Orar en toda circunstancia
Muchos se sienten mal y se agobian porque queriendo orar, quieren orar a su modo. Quieren conducir el proceso de su oración personal, lo que es impensable, quieren sentirse de un modo determinado creyendo que la oración requiere estar feliz, alegre, centrado.
La oscuridad, escenario de nuestra presencia
Es maravilloso saber que ‘donde muere el razonamiento, nace el acontecimiento’. Estar presentes en esa presencia oscura es nuestro destino y al ámbito de nuestra seguridad ya que la oscuridad de Dios es más clara que lo más claro de los hombres.
Sólo el silencio es iniciático (III)
Si la conciencia, que es fundamentalmente ‘mirada silenciosa’, no trasciende las palabras y los ritos, todo quedará sin fundamento y será verdad que quien comenzó a edificar no pudo terminar (Lc 10,40).
Sólo el silencio es iniciático (II)
Puede haber personas muy instruidas y aún no iniciadas; que lo saben todo, pero carecen de sabiduría y de aquellas condiciones elementales que hacen posible la presencia eficaz del misterio.
Sólo el silencio es iniciático (I)
‘Iniciación’ significa, sobre todo, ‘comenzar’; entrar en un ámbito de constatación, de vivencia o, tal vez, de experiencia del misterio, en nuestro caso de Dios. ‘Tú, Señor, estás cerca’, de lo contario el Dios del que hablemos será un Dios de ‘oídas’.
Santa Cecilia, virgen y mártir
Lc 19,45-48. Habéis hecho de la casa de Dios una “cueva de bandidos”.
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